Con la llegada de la temporada de nieve, muchas son las familias que apuestan por coger el coche y escapar a las zonas de montaña para divertirse, practicar deporte o simplemente disfrutar del paisaje. Pero para llegar a estos destinos, es habitual tener que atravesar caminos y carreteras afectados por la nieve y el hielo donde la conducción puede complicarse si no se toman las medidas necesarias. Cambiar neumáticos, montar cadenas y usar fundas son algunas de las recomendaciones más conocidas de los expertos, pero si tu coche cuenta con control de estabilidad tal vez te preguntes qué debes hacer con él. ¿Quitarlo, dejarlo en funcionamiento? Si tienes dudas, te explicamos cuándo es recomendable desactivarlo.
Conocido mayoritariamente por sus siglas ESP, se trata de un sistema de seguridad que comprueba que la trayectoria del vehículo se corresponda con la que marca el conductor. Obligatorio en Europa desde 2014, funciona con varios sensores que miden que todas ruedas giren a la misma velocidad y, en el momento en que una falla, actúa mediante una serie de pequeñas frenadas para ayudarnos a recuperar el ritmo y control de nuestro vehículo y prevenir accidentes, por lo que resulta especialmente útil en las curvas y al conducir por la nieve.
A pesar de que el control de estabilidad es uno de los sistemas más importantes del coche, hay ocasiones en las que es recomendable desactivarlo para poder conducir con normalidad o superar algún obstáculo. Son, eso sí, casos muy concretos. El primer ejemplo es cuando nos quedamos atascados en la nieve y no conseguimos avanzar. En estas situaciones, se recomienda desactivar el ESP para que las ruedas puedan ganar velocidad y escarbar hasta encontrar una superficie en la que apoyarse para seguir circulando.
En cuanto hayamos podido recuperarnos, es recomendable volver a activar el ESP para seguir con nuestro viaje con la máxima seguridad posible. Ahora bien, en estas situaciones hay que tener en cuenta que no siempre podremos salir por nuestra cuenta desactivando el control de estabilidad. Muchas veces tendremos que esperar a que la Guardia Civil o las máquinas quitanieves nos rescaten, por lo que te recordamos la importancia de mantener la calma, evitar quedarse dormido y no abandonar el vehículo.
Otra situación en la que podremos desactivar el control de estabilidad es cuando montamos cadenas, algo muy habitual en la temporada de nieve. Sin embargo, esto suele ser recomendable solo cuando utilizamos cadenas de eslabones. ¿Por qué? Muy sencillo: el diámetro. Al montar este tipo de cadenas, las ruedas aumentan de diámetro, por lo que necesitan girar menos que las ruedas sin cadenas para recorrer una misma distancia.
Esto puede confundir al sistema, que entenderá que se están produciendo deslizamientos e intentará frenarnos para corregir un problema que, en realidad, no existe. Si ves que tu coche empieza a comportarse de manera errática, desactívalo, pero si no detecta ningún problema, puedes seguir conduciendo con el ESP activado. Si lo desconectas, eso sí, recuerda medir muy bien tus movimientos y conducir con prudencia. Por su parte, ni las cadenas compuestas ni las cadenas textiles o fundas de nieve afectan al control de estabilidad, por lo que en estos casos no tendrás que desconectarlo.
Las recomendaciones sobre el ESP en época de nieve pueden ayudarte a llegar a tu destino con mayor facilidad, aunque estas no son las únicas que debes de seguir. En época de nevadas, donde viajar por carretera puede suponer un reto hasta para los conductores más experimentados, recuerda utilizar siempre las cadenas o fundas de neumáticos y cambiar tus ruedas a unas apropiadas para la nieve para evitar sustos innecesarios.