El sector de la pirotecnia al por menor tiene su explosión en la época navideña. Es ahora cuando se vende por toda España de manera homogénea, ya que, durante el resto del año, la venta depende de factores como fiestas puntuales. Así, en junio se vende mucha pirotecnia en toda la costa del Levante por San Juan, en agosto en Alicante, en Valencia durante las Fallas, en Castellón durante Santa Magdalena... pero la Navidad es distinta.
Las cifras de venta en el sector no deja lugar a dudas y supone prácticamente el 60% de la facturación anual. "En las fechas navideñas el sector puede llegar a facturar hasta 40 millones de euros, cuando durante los 11 meses restantes se facturan entre 70 y 80 millones de euros en total", indica Jaume Brau, retail manager de LaTraca.es, una de las mayores tiendas de petardos de España.
Sin embargo, aunque este aumento se da en el sector pirotécnico al por menor, el dedicado a la venta al por mayor no lo percibe tanto. "Aunque vemos un aumento, no se nota tanto como con los petardos y demás, porque en España aún no hay esa cultura de lanzar castillos de fuegos artificiales para Año Nuevo, como sí puede pasar en Sidney o Londres", explica Pepe Peñarroja, de la empresa Pirotecnia Peñarroja.
Comprar un petardo para lanzarlo en el jardín de casa el día de Nochevieja o en una ocasión especial no es tan sencillo como pudiera parecer. Para empezar, no se permite la venta a través de internet por motivos obvios: el traslado de mercancías peligrosas, como la pólvora, a través de paquetería. Esto genera un problema de comunicación para empresas que, como LaTraca.es, también ofrecen los productos a través de internet.
"Solo vendemos un 2% por Internet porque la gente lo que quiere es que se lo llevemos, y no podemos. Se han dado ocasiones en las que ha habido transacciones por la web y cuando les hemos dicho que tienen que venir a la tienda a por el producto hemos tenido que devolver el dinero. La gente no lee. Los niños compran con la tarjeta del padre y luego se sorprenden porque tienen que venir a recogerlo", explica Brau.
Además, en Navidad y fechas señaladas también aumenta el número de puestos de venta que se distribuyen por toda España, pasando de las 300 autorizaciones permanentes para vender a los 1000 puntos de venta que se abren en lugares específicos. Esto crea 2000 puestos de trabajo directos adicionales solo en la campaña de Navidad, porque la idiosincrasia de la venta de petardos, cohetes, etc., es peculiar.
Como dice el Real Decreto en artículo 124.2 "la entrega de los productos se realizará con presencia obligada del comprador en el local de venta", así que, cuando un cliente entra en una tienda de venta de artículos de pirotecnia con un niño, por ejemplo, el vendedor asiste al comprador y le va guiando por el proceso de compra para saber qué producto ofrecerle finalmente. Por descontado, se podrá negar a vender sus productos a personas que estén bajo los efectos de bebidas alcohólicas o sustancias estupefacientes. "El vendedor es fundamental porque le aconseja el producto y cómo utilizarlo", explica Brau.
¿Es lo mismo tirar un petardo en un descampado que en una alcantarilla, la repisa de una ventana o un portal? Evidentemente, no. Por eso, una de las principales quejas de las empresas de venta al por menor de pirotecnia es la falta de educación de quien usa sus productos.
"Todos hacen menos de 120 decibelios de ruido por norma general, aunque hay multiplicadores externos que lo pueden ampliar. Si me lanzan un petardo en mi pueblo a las 5 de la mañana de un martes de abril me molesto, pero si me lo lanzan en una fiesta especial, lo entiendo. Los grupos animalistas, por ejemplo, son muy activos y nosotros, como sector, no lo somos y frente a los ayuntamientos nos quedamos atónitos", lamenta Brau.
"Como comerciantes de petardos nos encontramos indefensos ante las ordenanzas municipales de los ayuntamientos", dice Jaume Brau. La teoría en la que se basa está en la propia Constitución Española. En su artículo 149.1.26 se recoge que el Estado "tiene competencia exclusiva sobre el régimen de producción, comercio, tenencia y uso de armas y explosivos" y el Real Decreto 989/2015 desarrolla este artículo para regular el sector.
No obstante, en dicho Real Decreto, en su punto 2.4, se deja abierta la puerta para que "las Administraciones de las Comunidades Autónomas y Locales desarrollen, en el ámbito de sus competencias, las disposiciones necesarias que pudieran derivar a consecuencia de las disposiciones de este reglamento". Y, de ahí, nacen las Ordenanzas Municipales.
"Nos quedamos atónitos ante las ordenanzas de los ayuntamientos que prohíben el uso de petardos en la misma localidad donde, previamente, nos han dado licencia de apertura de la tienda y nos cobran los preceptivos impuestos", se queja Brau. "Toda ordenanza municipal contraviene el Real Decreto y la Constitución, pero el Estado se queda parado y no sabe qué hacer. En los pueblos suenan los petardos, hay quejas, y eso al final son votos, así que, como ayuntamiento, hago un bando municipal y prohíbo el uso. Es una solución populista, pero se extralimita de sus funciones. Lo que está prohibido es el mal uso, ¿pero por qué no puedo lanzar un producto?", termina Brau.
La división en el sector se nota rápido en la siguiente llamada telefónica. Peñarroja no ve mal el tema de que cada ayuntamiento regule por su cuenta y riesgo: "Cada municipio es autónomo de regular la pirotecnia recreativa, como dueños de su territorio. Hacen unas normas que pueden gustar o no a todo el mundo". No obstante, su negocio, más centrado en las fiestas patronales que en la venta al por menor, no está tan expuesta a estas regulaciones municipales.