La aventura de Ruta 67 de VidaCaixa en Uppers llega a su fin. En esta última entrega la periodista Alba Lago se hace la eterna pregunta: ¿El dinero da la felicidad? No hay una respuesta unánime, pero sí son varios los estudios que han demostrado que hay una relación directa entre los ingresos y la felicidad, al menos en cierta medida y con matices.
La felicidad es relativa y depende de muchos factores, y no todos son fáciles de medir, ya que cambian nuestras circunstancias y las de nuestro entorno. Numerosos autores e investigaciones destacan que los países o individuos son más felices a medida que disponen de más dinero. Cuando nos referimos a niveles de satisfacción vital, hay diferencias claras entre las personas que tienen rentas bajas, medias y altas, pero con un mínimo de necesidades cubiertas ya seríamos suficientemente felices.
Sin embargo, también se ha demostrado lo contrario con la denominada paradoja de Easterlin, que sostiene que a lo largo del tiempo un incremento de los ingresos no implica necesariamente un mayor nivel de felicidad.
Y otros expertos detectan un punto de saciedad, a partir del cual la felicidad deja de aumentar con los ingresos. Así que, una vez que desaparece la preocupación económica, la felicidad ya no dependerá de la renta. Lo que sí parece claro es que el dinero da tranquilidad, así que ahorremos hoy para asegurarnos el bienestar del futuro. Y meditemos sobre lo que nos hace felices en el presente, porque, a menudo, eso no cuesta nada.