Sus actuaciones están siendo estelares, pero le están pasando factura. El tenista está empezando a sufrir necrosis en el escafoides de su pie y le obligará a parar después de Roland Garros. Sus últimas intervenciones han dejado entrever que la retirada es una posibilidad, pero no la ha confirmado ni desmentido. Lo que sí que es cierto es que sus médicos le han asesorado que deje de competir temporalmente hasta encontrar una solución y dolores.
Wimbledon está prácticamente descartado. La lesión del balear es importante y crónica, pero de acuerdo con uno de los miembros su staff técnico, podrá hacer vida normal cuando se retire, cosa que, de momento, no está clara. "No podéis estar negativos pensando que va a dejar el tenis. Después del partido contra Djokovic se ha levantado con un poco de dolor, pero se podía mover bien", ha explicado Marc López en Cadena COPE. Hablamos con varios sanitarios para que nos cuenten qué significa la necrosis y cómo se puede identificar.
La respuesta más sencilla es sí. “Cuando hablamos de que un hueso se está necrosando significa que está disminuyendo el riego sanguíneo para la producción de células óseas y estas están muriendo”, explica a Uppers la enfermera Christina Hillary. Es lo que se conoce como enfermedad de Muller-Weiss, común entre deportistas de élite, y que provoca un gran dolor al caminar y una deformación del pie que puede terminar dando lugar a un pie plano.
A medida que avanza, el escafoides va perdiendo su forma, aplanándose y, en ocasiones, también se fragmenta. Además, produce una inflación en la zona. El problema es que es uno de los huesos más importantes para la movilidad del retropié. “Es importante diferenciar si hablamos de una necrosis aguda o crónica”, como la de Nadal, ya que el tratamiento es diferente.
En los casos agudos se recomienda una descarga e inmovilización parcial durante cuatro o seis semanas. Pasado ese tiempo, el paciente debe empezar a utilizar plantillas acomodativas. Cuando se convierte en crónica, depende de la morfología que presente. El modus operandi suele ser similar, acompañado con el uso de una plantilla con soporte del arco y una cuña para poder mejorar la mecánica de la marcha.
Si aún así no mejora, habrá que recurrir a la cirugía o a un injerto óseo. El problema de la enfermedad de Muller-Weiss es que suele degenerar y terminar convirtiéndose artrosis que empieza a interferir en la capacidad de llevar una vida normal y, desde luego, en seguir practicando deportes de impacto, agresivos y de forma profesional.