Julio, calorcito y sobremesa pegados al televisor para ver el Tour de Francia. Hay tradiciones que aún se mantienen en pie, aunque ni el calor, ni los televisores ni mucho menos el ciclismo sean como entonces. Como cuando el gran Miguel Indurain encadenó cinco victorias consecutivas en la 'Grande Boucle' en la década de los 90, contribuyendo decisivamente a que nuestro país sucumbiera a una fiebre por los pedales que ya había empezado unos años antes, con Perico Delgado.
Decíamos que mucho ha cambiado el ciclismo desde los tiempos de Indurain, y así lo percibe también el 'gigante' de Villava, de 59 años, en una entrevista en 'El Mundo', con motivo del arranque del Tour en Bilbao. En su época, los llamados 'esforzados de la ruta' aún conservaban aquel aura de héroes populares cuyas gestas tenían un aroma épico que de alguna manera parece haberse disipado. "El ciclismo ha cambiado, el espectáculo ha cambiado. Hoy en día es todo más rápido. Antes había etapas de seis u ocho horas, eran más largas. En mi época, con 280 kilómetros por delante, no podías atacar de salida", explica el campeón navarro.
No solo han cambiado los recorridos, también lo ha hecho la alimentación. "No había geles (...) Yo llevaba bocadillos que preparaban el mecánico y los masajistas el mismo día. Si hacía más frío llevabas un tipo de comida y si hacía calor, otro. Ahora va todo pautado y tiene que ver también con la ausencia de pájaras", rememora.
También reconoce que la evolución tecnológica del deporte no es cosa de ahora, sino que ha ocurrido siempre. "En nuestra época también todo cambiaba y evolucionaba mucho. Ahora se ha perfeccionado, pero los pedales automáticos, las bicis de contrarreloj, los cambios arriba en el manillar... todo eso es de nuestra época. Ahora son electrónicos, más sincronizados, 12 velocidades... Ante se usaba acero, ahora carbono. Y seguirá evolucionando, hay que ir con la tecnología".
Indurain se retiró en 1996, a los 32 años recién cumplidos, tras fracasar en su intento de conquistar el sexto Tour y ser obligado a correr una Vuelta a España para la que no estaba en óptimas condiciones. Ya entonces quedó la sensación de que podía haber seguido compitiendo al máximo nivel, y, viendo que los ciclistas de hoy se retiran mucho más tarde, cabe la duda de si se arrepiente de no haber continuado un poco más: "Nunca, en ningún momento. Yo los años que hice los hice a tope. Fue todo seguido, hice muchos kilómetros. Al final acabas saturado".