No pudo contener su 'hombría'. Luis Rubiales, abocado al esperpento, como si se tratara de un barra brava más, como si fuera el último representante de la 'furia española', como un dinosaurio con un palillo entre los dientes en el Bar Manolo, celebró el tanto de las jugadoras de la Selección Femenina de Fútbol, tocandose los huevos. A pocos metros de él, la Reina Letizia, y un poco más cerca la Infanta Sofía, todavía menor de edad. Por lo demás, los genitales de Rubiales, fueron para el mundo.
Machismo exacerbado, vulgaridad, desatino... Más allá de calificativos sobre el bochornoso gesto del Presidente de la RFEF, nos preguntábamos de dónde venía este gesto tan ligado a las zonas más desfasadas de cierta masculinidad española. Y encontramos una respuesta por parte del mismísimo Heródoto.
Según cita Javier Sanz, autor del web Historias de la Historia, el sabio de Halicarnaso consigna la que sería una de las primeras 'tocadas de huevos' de la Historia: "En el siglo VII a.C., con Psamético I, primer faraón saita, dio comienzo la XXVI dinastía de Egipto - cita Sanz-. Consiguió la independencia respecto del imperio asirio y mantuvo a raya a sus vecinos. En la frontera sur, la guarnición de la ciudad de Elefantina controlaba las rutas hacia la zona de la actual Etiopía. Tras tres años sin recibir paga alguna ni ser relevada, la guarnición se rebeló y desertó para ponerse al servicio de los enemigos del faraón. Cuando Psamético se enteró, reunió al ejército y se lanzó a su persecución. No tardó mucho en darles alcance pero, sabedor del abandono al que los sometió durante tres años, no tomó represalias. Intentó convencerlos para que volviesen recurriendo a los sentimientos: "No podéis abandonar a los dioses ni a vuestros hijos y mujeres". El cabecilla de los rebeldes se acercó al faraón y echándose mano a los genitales le dijo Mientras tenga ésto tendré hijos y mujeres".
En nuestro país, por supuesto 'tocarse los huevos' no podía ser menos que polisémico. Lo usamos para significar un común 'dolce far niente', pero también para acusar a alguno (o alguna) de ponerse pesado. Algo que suelen hacer los 'tontos del culo' que diría Rubiales, cuando se fijan en nimiedades como el abuso de poder o el acoso sexual. Pero sin duda su uso más común es el del 'tócame los huevos' -junto a la variante un pelín más explícita de 'cómeme los huevos'- para significar algo así como 'te he ganado porque soy el más macho y estos son los huevos que lo prueban'. Un mensaje muy interesante para lanzar a los cuatro vientos desde la tribuna, o sea sin tocar balón, y en un Mundial de Fútbol... Femenino.
Ha pedido Rubiales, así lo hizo ante Jenni Hermoso, ante la familia de la jugadora, y también ante el resto de españolas y españoles, un poquito de compresión: así es él cuando se excita. Y si un señor que se supone nos representa en el deporte puede hacer eso delante de la Reina y ante las cámaras, más de una y más de uno nos preguntamos ¿será que, efectivamente, no hemos comprendido nada todavía?