Desde que explotara la indignación social por el beso no consentido de Luis Rubiales a Jenni Hermoso y su delirante discurso machista, la familia del ya expresidente de la Real Federación de Fútbol de España (RFFE) ha ocupado de una forma u otra el foco informativo. Desde su madre, Ángeles Béjar, emprendiendo una huelga de hambre encerrada en una iglesia en protesta de lo que consideraba una "cacería inhumana y sangrienta", hasta sus tres hijas, puestas por él mismo como ejemplo de "verdaderas feministas". Sin embargo, la padre, Luis Manuel Rubiales López, había permanecido más en un discreto segundo plano, aunque en realidad siempre estuvo ahí. Algunos le recuerdan aguantando a duras penas las lágrimas en la infausta asamblea extraordinaria de la Federación. Ahora sabemos, vía El Confidencial, que ambos Rubiales, padre e hijo, presionaron a la jefa de prensa de la selección femenina para que ratificara por escrito que Hermoso autorizó la difusión de unas declaraciones que exculpaban al dirigente.
El testimonio de Patricia Pérez, jefa de prensa de la selección, era importante para Rubiales. Por eso fue convocada a una tensa reunión en la que también estaba el padre de Rubiales, Pablo García Cuervo (máximo responsable de comunicación de la RFEF), el director de Integridad y otras personas de su núcleo duro. El informe que se vio obligado a firmar fue usado por la Dirección de Integridad de la Federación para cerrar el expediente con un dictamen a su favor. La propia Pérez se ha puesto en contacto con el Departamento de Compliance para denunciar el interrogatorio al que fue sometida para adulterar su versión de lo ocurrido.
Puede ser lógico que un padre sea el principal apoyo de su hijo, pero ¿quién es Luis Manuel Rubiales y por qué parece saber moverse tan bien en los círculos de la política y el poder? Nacido, en 1953, Rubiales padre fue alcalde de su pueblo, Motril (Granada) y llegó a formar parte de los gobiernos socialistas de la Junta de Andalucía como delegado provincial de la Consejería de Empleo en Granada, aunque, al igual que su hijo muchos años más tarde, también terminaría inhabilitado por un escándalo de corrupción.
Antes de todo eso Luis Manuel Rubiales López se licenció en psicología y fue maestro de educación primaria. Dio clases en Canarias y en 1987 fue elegido concejal en su tierra. El cargo se le quedó pequeño y ocho años después alcanzó la alcaldía con el 36,07% de los votos. Su mandato duró otros ocho años. En 2004, fue designado para ser delegado provincial de Empleo de la Junta de Andalucía. Fue su sentencia de muerte política, ya entonces fue procesado por el caso de los ERE en Andalucía por unas ayudas concedidas por la Dirección General de Trabajo y Seguridad Social de la Junta a las entidades Cespa y Fomento de Construcciones y Contratas entre 2006 y 2007.
La fiscalía sevillana pidió tres años de prisión y una inhabilitación en los cargos públicos de ocho años y tres meses contra el progenitor del presidente de la RFEF. Tras este presunto caso de corrupción, el PSOE optó por sacar de sus filas a Manuel Rubiales. Intentó de nuevo sin éxito ser alcalde de Motril y acabó enrolándose en las filas de un partido local, Convergencia andaluza, con la que se presentó a las elecciones locales. Dos años más tarde decidía abandonar la política.
En estos últimos años, ya como jubilado, escribió una novela, 'El jardín de Fobos', y se convirtió en la sombra de su hijo, formando parte del núcleo duro del ya expresidente de la Federación. El propio Rubiales tenía muy en cuenta sus opiniones y si terminó accediendo a abandonar el cargo fue tras "hablar con mi padre y mis hijas". Tal era su influencia que Rubiales exigió a su tío y ex jefe de su gabinete "que le tenía que llegar dinero todos los años a su padre directamente desde la Federación", según la versión de Juan Rubiales. Dos días después de negarse a ello fue cesado. Ahora la acusación de Patricia Pérez podría acabar en una nueva denuncia contra Rubiales y su padre por otro delito de coacciones.