España se proclamó el pasado 1 de octubre por segunda vez en su historia campeona de Europa de béisbol. Sí, campeona. Sí, de béisbol. Sí, por segunda vez. Con poco más de 6.000 licencias y compitiendo contra países cuya tradición e inversión es infinitamente mayor, la selección de béisbol se alzó con el título tras derrotar en la final a Gran Bretaña (11-2).
Este triunfo llega 68 años después del primero y último que España había conquistado hasta la fecha y gracias a la inmigración. Sí, a la inmigración. No hay más que echar un vistazo al roster que compareció en el Eurobaseball para darse cuenta de que sólo había tres jugadores nacidos en España en todo el plantel. Entre los 24 escogidos había más venezolanos, cubanos o dominicanos… con pasaporte español. Una Torre de Babel latina perfectamente armonizada.
Jesús Lisarri, presidente de la RFE de Béisbol y Softbol, es uno de los arquitectos de este equipo campeón. Él lleva el béisbol en la sangre y cumplió uno de sus sueños al competir con España en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92. Ahora, tras el triunfo en el Europeo, ha hecho realidad otra de sus fantasías. Lo ha logrado, cierto es, a base de mucho trabajo, ya que la construcción de un equipo así no es precisamente sencilla.
“Con un número de fichas muy reducido, con escasez económica, recortes… hemos logrado los mejores resultados de la historia de nuestro deporte. Tiene un mérito increíble. Las premisas del CSD para la alta competición pasan por aspirar a lograr óptimos resultados y nosotros buscamos debajo de las piedras para elegir a los mejores que puedan jugar con España. Yo, cuando me preguntan por qué traemos a tantos latinos, siempre digo que tienen pasaporte y hacen nuestro deporte así que adelante. Hay gente a la que le duele porque piensa que limitan las posibilidades a otros, pero esto debería convertirse en un incentivo para que los nacidos aquí mejoren y jueguen igual que los de fuera”, nos explica el propio Jesús.
Lisarri, que es bombero en Burguete, un pueblecito pequeño al lado de Roncesvalles, gestiona la Federación de forma altruista, pero no negocia ni una sola gota de sudor para sacar adelante al deporte que le apasiona: “Para nuestra Federación el crecimiento no es opcional, es imprescindible. Yo, por ejemplo, de la Federación no gano ni un solo euro. Es puro altruismo. El trabajo ahora me permite poder hacerlo, pero es muy complicado y las cosas tienen que cambiar porque ahora mismo, si no ganas, pierdes”.
A pesar de ello, Jesús nos desmenuza las claves de una selección tan peculiar y que ha construido de la mano de “Juan Carlos Cerdá, que es nuestro director técnico y quien coordina a todos nuestros scouters. Además, tenemos a nuestro mánager, Nelson Prada, que está en la organización de los Marlins; nuestro entrenador de banquillo, Néstor Pérez, que está en los Atlanta Braves; y nuestro entrenador de pitchers, Manuel Olivera, que también trabaja en Estados Unidos y nos da la oportunidad de ojear jugadores”.
Ellos han sido los responsables de unir bajo la bandera española a venezolanos, cubanos, americanos y dominicanos para alzarse con el título europeo. “Tenemos un grupo muy unido, muy cohesionado. Hay una entrega fuera de dudas pese a lo que dice alguna gente. Los chicos sienten los colores como los que más. En el equipo hay gente que ha superado historias muy complicadas. Nadie abandona su casa por placer, eso está claro. Hay muchos que tenían proyección y que han encontrado una salida en España, donde se han podido desarrollar. Están muy agradecidos a este país por la oportunidad que les da de ganarse la vida con su deporte y su pasión”.
La realidad, sin embargo, deja claro que no es fácil ganarse la vida en España con un bate y una pelota en las manos: “En España viven del béisbol unos pocos elegidos y lo hacen de un modo muy modesto. En muchas ocasiones el béisbol les genera unos ingresos pero también algún trabajo complementario para salir adelante”, apunta Lisarri.
Esto provoca que muchos chicos de distintos países en los que no tienen oportunidades busquen su opción en España: “Hay muchos jugadores que se ofrecen en busca de una oportunidad porque les atrae mucho venir a España y Europa. Llegar a las grandes ligas es muy complicado y ellos lo saben así que lo intentan en España, donde saben que encuentran un país desarrollado y seguro. Muchos pelean por venir a jugar a España por sacar adelante a sus familias. Aquí no se van a hacer millonarios pero sí van a encontrar un futuro. Ellos quieren hacer lo que les apasiona y pelear por sus familias”.
Más allá de lo económico, la pasión por el béisbol en España está al alza gracias a estas comunidades latinas que lo practican y lo ponen de moda allá donde van. El presidente de la Federación lo tiene muy claro: “Los inmigrantes traen sus tradiciones culturales, musicales, gastronómicas y, ahora también, las deportivas. No es nada fácil integrar a tanta gente pero yo prefiero ver una oportunidad donde el resto pueden ver una dificultad. Mi deporte es el béisbol y lo veo como un elemento de cohesión social”.
De hecho, el propio Jesús enumera diversos campos en los que están trabajando de la mano de este deporte: “Estamos tratando de vincular nuestro deporte al reto demográfico, ayudando también a prevenir la delincuencia, dando oportunidades a niños que a lo mejor no tienen opciones en otros deportes. Hay niños que no les llega para jugar al fútbol y cogen el bate y mandan la bola que ni se ve. Además, es un deporte muy educativo porque se trabaja mucho mentalmente, ya que se falla mucho más de lo que se acierta”.
Éxitos como el reciente título europeo ayudarán, sin duda, a visibilizar el béisbol, si bien parece que tanto el presente como el futuro están asegurados. “Ha sido un éxito increíble pero no ha venido solo porque el año pasado fue tan importante como este, ya que fuimos campeones de Europa sub 18, algo que no había pasado nunca. Me gusta pensar que los jóvenes son los que han marcado el camino”.
Esa selección sub 18, explica Lisarri, está conformada íntegramente por jugadores nacidos en España: “De los campeones sub 18 todos son españoles y nacidos en España. Son los hijos de los que vinieron a ganarse la vida hace 25 ó 30 años. Tienen aspecto dominicano o venezolano pero son nacidos aquí. Sus padres les han inculcado la pasión por este deporte desde chiquititos y eso les da una ventaja respecto a los de aquí, para los que es un deporte desconocido. Ellos tienen una cultura deportiva diferente”.
Con presente y futuro, como mínimo, ilusionante no queda otra que preguntar por el sueño de ver a la selección española de béisbol en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028. Y Jesús, que hace tres décadas vivió en primera persona unos Juegos, no titubea ni un segundo: “La experiencia de Barcelona marcó nuestras vidas y ojalá en Los Ángeles puedan vivir algo así estos chicos. Tenemos todo el derecho a soñar porque tenemos un gran presente y un gran futuro, vienen generaciones excepcionales. Ya hay nivel para competir más allá de Europa y hay que trabajar para que el equipo esté allí con los mejores. ‘Sólo’ tendríamos que repetir en 2027 lo que hemos hecho en este 2023. Eso nos daría plaza olímpica”.
Como curiosidad y antes de terminar la charla, Jesús nos cuenta que un hijo de uno de sus compañeros en Barcelona 92 ya está en el radar de la selección actual: “Marc Civit, hijo de Xavier, que estuvo conmigo en los Juegos, está en los Toronto Bluejays y, aunque no ha estado entre los campeones de Europa, es un jugador al que tenemos muy presente”.