Laila, la hija boxeadora de Mohamed Ali que se retiró sin perder un solo combate

Como cualquier padre que fuera campeón mundial, que hubiera desafiado al racismo de los 60, renegado de su nombre 'cristiano', abrazado el islamismo, rechazado la imposición de ir a la guerra de Vietnam, equiparado la figura del boxeador a la de rockstar y hacer de su personalidad un fenómeno social, Muhammad Ali no quería que su hija siguiera sus pasos. Pero el caso es que Laila Amaria Ali, que tenía entonces 18 años, hizo exactamente lo que habría hecho su el más grande campeón de boxeo de todos los tiempos: rebelarse contra la autoridad.

Los padres de Laila (1977), el campeón y la actriz y modelo Veronica Porché, se divorciaron cuando esta tenía apenas nueve años. Durante la adolescencia, Laila se convirtió en una chica turbulenta, que iba a dando tumbos entre escuela y escuela, hasta que un día fue pillada robando con unos amigos en Beverly Hills. Primer asalto. A los 17 años estaba en libertad condicional por un año y la cosa pintaba mal. Poco después, segundo asalto, fue nuevamente arrestada por usar una tarjeta fraudulenta. Por último, fue encarcelada durante tres meses para luego pasar a vivir en una casa tutelada para niñas durante otros tantos. ¿Tercer asalto y knock out? Afortunadamente para Laila, y según asegura ella misma, si algo aprendió de su padre es a levantarse cuando parecía que estaba a punto de perder.

Salvada por la campana

Cuando alcanzó la mayoría de edad, Laila se mudó sola y decidió seguir su vocación. No era el boxeo sino hacer las uñas. Había estudiado manicura en una escuela de belleza y su sueño era no solo abrir su propio salón de uñas, sino crear una cadena de centros de manicura de alta gama en todo el estado de California. De hecho, llegó a tener el que sería el primero de ellos: "Laila's Nail Studio" en Los Ángeles. Pero entonces el destino la alcanzó en forma de combate televisado: peleaba la boxeadora Christy Martin. Aunque cueste creer, a finales de los noventa la hija de Muhammad Ali no sabía que las mujeres también podían boxear.

"Yo puedo hacer esto" le dijo a una amiga. "¿Hacer qué" respondió está. “Ser boxeadora”, dijo Laila. La amiga le dijo que estaba loca, que una chica guapa como ella (de hecho, tenía ofertas para ser modelo) y portadora de ese nombre, se convertiría en presa fácil en el mundo del boxeo femenino, mismo que en los noventa, según las crónicas deportivas de la época, era una auténtica jungla plagada de bestias salvajes. Pero fue entonces cuando Leila sacó a relucir que había heredado uno de los rasgos más característicos de su padre: la autoconfianza / bravuconería. " Tranquila, a mí nadie me va a machacar", dijo, y se puso a entrenar. Debutó con 21 años, en 1999 y noqueó a su primera rival en el primer asalto.

Supercampeonas

"Las mujeres no deberían ser golpeadas así en el pecho y en la cara", decía Mohammad, que se opuso al ingreso de su hija al mundo del boxeo. A Laila le costaría más derrotarlo a él, que a cualquiera de sus rivales. "Mi padre, en primer lugar, no creía que las mujeres deberían boxear. Mi padre era musulmán, yo no. En cierto modo, era un poco machista", dice ella. El campeón, finalmente terminaría apoyando a la campeona.

En sus ocho años de carrera, Ali obtuvo tres títulos de campeona y sostuvo un total de 24 peleas sin perder una sola. Un récord que aún ostenta. Una de esa peleas fue, de hecho, contra Jacqueline Frazier la hija de Joe Frazier, mítico rival de su papá en tres combates legendarios. La pelea se promocionó cono Ali vs. Frazier IV, claro. Lo curioso es que, Frazier hija, siendo mayor que Ali hija, se inspiró en ella para meterse en el boxeo. Quería, se decía, vengar las derrotas míticas de su padre. No pudo hacerlo y el clan Ali quedará para siempre como vencedor de clan Frazier. A cambio Jacqueline se convirtió en campeona del mundo años después.

Volviendo a Laila, acabó teniendo una carrera muy reconocida y para la mayoría de críticos sigue siendo una de las más grandes boxeadoras de todos los tiempos. Tras retirarse participó en Bailando con las estrellas: picaba como una abeja, bailaba como una mariposa.