No es un monumento. Ni un museo. Sus cuatro paredes, sin embargo, albergaban el epicentro de la mayor cantera inclusiva de baloncesto de toda Europa y sus dos pistas vieron crecer a leyendas como Antonio Díaz Miguel, Aíto García Reneses, Emilio Segura, Felipe y Alfonso Reyes o Sergio Rodríguez. Su nombre, 'La Nevera', se lo ha ganado a pulso a lo largo de las décadas por las bajas temperaturas que llegaban a padecer los más de 2000 jugadores y casi 100 equipos que cada año se entrenaban en sus instalaciones. Ahora, esas mismas canchas se encuentran sepultadas por la nieve de Filomena, y el Club busca soluciones en las instituciones para volverlo a levantar. Repasamos la solera y los recuerdos de este emblemático espacio con el ex entrenador de la Selección española y del Club Estudiantes Pepu Hernández, vinculado con el Ramiro de Maeztu y el baloncesto desde 1965.
Fue en la temporada 57-58 cuando el club del Ramiro de Maeztu comenzó a construir una nueva pista donde pudieran jugar las competiciones incipientes de la época. "Es historia del Estudiantes", comenta Pepu. "Desde el primer momento se usaban las canchas exteriores del Ramiro para jugar, luego se construyó con un graderío y un techo y después se cerró.
Yo estoy en el Ramiro desde el 65 y mis primeros recuerdos es de ver allí algunos partidos, ya con cubierta. Creo que nunca llegué a verla sin cubrir, pero ha sido la cancha principal del primer equipo hasta el 73 que se empezó a usar el Magariños. Es un elemento histórico del Estudiantes y que siempre ha tenido una utilidad para la cantera total. Desde el 78 ya estaba entrenando en la cantera del Estudiantes en La Nevera", nos cuenta en Uppers.
Para Pepu Hernández, un hombre que fue capaz de guardar la muerte de su padre mientras ganaba el primer Mundial de Baloncesto de la Selección Española (Saitama, 2006), hay recuerdos en 'La Nevera' que le resultan especialmente cercanos. "Son todos relacionados de por qué se llama como se llama el pabellón, que hacía más frío dentro que fuera.
En verano hacía un calor insoportable también. Sabíamos cómo teníamos que protegernos, había momentos en los que los vestuarios tampoco estaban del todo acondicionados y teníamos que ducharnos con agua fría, pero se fueron solucionando las cosas. Alguna vez entrenaba equipos juveniles o junior que entraban los últimos y salir de la nevera a las 11 de la noche realmente era una sensación tremenda, porque hacía más frío dentro que fuera. Son siempre recuerdos entrañables y muy agradables a pesar de las condiciones en las que a veces entrenábamos", nos cuenta.
Ubicar a más de 2000 jugadores y casi 100 equipos de cantera no es nada fácil. El Club Estudiantes cuenta para sus entrenamientos con el pabellón Magariños, la propia Nevera y otros campos en los que entrenan los equipos a través de la Fundación Estudiantes y que se ubican por el resto de Madrid y municipios aledaños como Móstoles, Leganés o Pozuelo de Alarcón.
Ahora, con la caída del techo de 'La Nevera', tocará reubicar y cambiar horarios a algunos de ellos, o incluso el primer equipo podría verse afectado para dejar "hueco" a la cantera. No sería la primera vez que ocurre algo parecido.
"Estábamos con una crisis económica importante y esto crea un problema para la cantera y el resto del club. La cantera se podrá apañar de aquella manera, pero crea un conflicto extraordinario", nos cuenta Pepu. "Esto puede provocar una dispersión del club y a nosotros, precisamente, nos gusta estar todos juntos, cerca del primer equipo. Tanto el último equipo de minibasket, de personas con discapacidad hasta el primer equipo es importante para nuestro club. Pero esto ya se vivió en otras ocasiones, cuando yo entrenaba al Estudiantes estuvimos entrenando en Coslada, así que, en cierto modo, la sensación de unión hay que mantenerla", explica.
Otro de los recuerdos que le vienen a la cabeza a Pepu Hernández cuando habla sobre su época como entrenador del Club tiene que ver con los horarios para jugar o entrenar. "El problema de la cantera del Estudiantes es que hay partidos a todas horas y muchas veces había que jugar a las 9 de la mañana y los entrenadores nos quejábamos porque había que hacer calentamientos más largos y madrugar mucho, pero no quedaba otra".
Tanto Comunidad como Ayuntamiento se han mostrado interesados en recuperar cuanto antes la cubierta del mítico pabellón, y eso podría tener una derivada imprevista: que 'La Nevera' dejara de ser una nevera, que estuviera bien climatizada.
"Bueno, no sería tampoco una mala noticia. Podría seguir llamándose la nevera aunque no tuviera las mismas condiciones, ¿no?", comenta Pepu. "Lo que se hizo en 'La Nevera' hace tiempo fue que el cerramiento fuera mejor, pero una nueva 'nevera' sería también una oportunidad para que tuviera unas mejores condiciones, la disposición, la distribución… aunque la reforma irá más dirigida a la estructura y la cubierta", explica.
Sin embargo, desde el club ya han activado los resortes para lanzar una llamada de ayuda con un comunicado en el que explican que "esto supone una catástrofe porque el club colegial precisa urgentemente instalaciones alternativas para albergar los entrenamientos y partidos de la cantera de Movistar Estudiantes".
"El Estudiantes está muy acostumbrado a sobrevivir bajo cualquier circunstancia. Quizás haya que cambiar un poco, pero de hasta lo peor tenemos que sacar una oportunidad para que la cantera del Estu sea bien atendida como lo ha sido hasta ahora", finaliza el exentrenador.