Todos sabemos que el consumo excesivo de sal puede contribuir a la hipertensión arterial, que a su vez es un factor de riesgo conocido para enfermedades cardiovasculares. También es sabido que las enfermedades cardiovasculares, como la hipertensión, han sido asociadas con un mayor riesgo de demencia vascular, que es un tipo de demencia causada por problemas de circulación sanguínea en el cerebro. Ahora, un estudio de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Fujita Health (Japón) parece confirmar que, además, el consumo excesivo de sal tiene una relación con los trastornos cognitivos.
De las cosas buenas se suele decir que son 'la sal de la vida'. Y hay una razón para eso: desde que los chinos empezaron a usarla 2,500 años a.C, y tras expandirse globalmente, la sal es el condimento por antonomasia. Sin el sabor salado, muchos de los alimentos que ingerimos pierden un poco de su gracia, hay que admitirlo. Pero como sabemos, un gran poder conlleva una gran responsabilidad y todo lo bueno en exceso es malo, y ya hace mucho que la OMS advierte de los riesgos de su ingesta excesiva, recomendando limitar su uso a menos de 5 g al día. En particular por su relación con un enemigo de las personas que sobrepasan la madurez: la hipertensión.
Pues bien, el estudio japonés publicado en el ‘British Journal of Pharmacology’ ha demostrado que la hipertensión, creada por la diafonía entre Ang II-AT1 y PGE2-EP1, puede provocar una disfunción emocional y cognitiva. Y esta información podría ser clave para el desarrollo de futuros fármacos, más eficaces en la prevención y terapia de la demencia.
Las pruebas se realizaron con ratones de laboratorio a los que se suministró agua salada durante 12 semanas en las que se observó un aumento de fosfatos en la proteína tau, que está considerada como la clave en la relación con el Alzheimer, por lo que este descubrimiento también podría ayudar a prevenir esta enfermedad.
Sin embargo, es importante destacar que la demencia es una condición multifactorial y su desarrollo está influenciado por diversos factores, como la genética, la edad, el estilo de vida y la presencia de otras enfermedades. La relación entre la dieta, incluida la ingesta de sal, y la demencia sigue siendo un tema de investigación activo y no hay conclusiones definitivas al respecto.
En cualquier caso, se recomienda mantener una dieta equilibrada y saludable que incluya una moderada ingesta de sal, así como adoptar otros hábitos de vida saludables, como hacer ejercicio regularmente, mantener una presión arterial controlada y evitar el consumo excesivo de alcohol y tabaco, para promover la salud cerebral y general. Como siempre, es importante consultar a un profesional de la salud para obtener información y recomendaciones personalizadas.