Quemarse la boca con una comida o una bebida muy caliente o con un sabor picante es una sensación desagradable que puede durar varios días. La misma sensación de escozor, quemazón o incluso dolor se da entre los pacientes de glosodinia o síndrome de la boca ardiente, una patología desconocida para la que aún no hay tratamiento.
Según la Clínica Mayo, el síndrome de la boca ardiente es el término médico para el ardor continuo o recurrente en la boca sin causa aparente. Es posible que sientas este ardor en la lengua, las encías, los labios, el interior de las mejillas, el paladar o zonas grandes de toda la boca.
Aunque no se trata de algo grave, quienes lo sufren pueden experimentar una pérdida de calidad de vida importante debido al malestar que conlleva. En la mayoría de los casos, los pacientes terminan por adaptarse a las molestias, pero, en ocasiones, la glosodinia puede derivar en problemas para comer o para tener un descanso reparador, algo que, a largo plazo, puede derivar en ansiedad o depresión.
Las causas del síndrome de la boca ardiente pueden ser primarias o secundarias. Cuando no se conoce la causa, la afección se denomina síndrome de la boca ardiente idiopático o primario. Algunas investigaciones sugieren que el síndrome de la boca ardiente primario se relaciona con problemas de los nervios que tienen que ver con el sabor y el dolor.
Otras veces, el síndrome de la boca ardiente es causado por una enfermedad subyacente. En estos casos, se denomina síndrome de la boca ardiente secundario.
Los problemas subyacentes que pueden estar relacionados con este síndrome son los siguientes:
Pese a que los síntomas son variados, los más habituales son ardor o quemazón en la boca (lengua, paladar, zona interna de las mejillas o incluso labios y encías), sequedad, sensación de sabores metálicos o amargos en la boca, pérdida del sentido del gusto y hormigueo o entumecimiento de la zona.
El dolor asociado al síndrome de la boca ardiente puede durar mucho tiempo y no es fácil de definir. Algunos pacientes sienten dolor todos los días, otros van experimentándolo poco a poco y para otros se reduce al momento de comer o beber.
Se puede decir que en la población general la incidencia del síndrome de la boca ardiente oscila entre el 0,7% y el 4,5%, aunque estos datos varían muchísimo dependiendo del estudio realizado. Por esta razón, no hay una prevalencia fija. Sin embargo, todos los estudios coinciden en que este trastorno es más común en mujeres adultas, entre los 50 y 60 años de edad, más típicamente en la etapa de la menopausia.
En cualquier caso, también se da en varones de edad avanzada, asociada, en muchas ocasiones, al tabaquismo.
Respecto a terapias, no hay tratamiento conocido. Algunas personas se sienten mejor ingiriendo algo frío o masticando chicles sin azúcar. Como en cualquier proceso que curse con dolor, es bueno saber alguna técnica de relajación (las relacionadas con la respiración pueden ayudar) y, sobre todo, evitar irritantes, como el tabaco, los alimentos ácidos o picantes, las bebidas alcohólicas y carbonatadas o los enjuagues dentales con alcohol.