El mal de Alzheimer es la forma más común de demencia, responsable de entre el 60 y el 80 por ciento de los casos. Uno de cada tres mayores de 85 años en España sufre esta enfermedad, según la Sociedad Española de Neurología (SEN). Actualmente no tiene cura, pero su detección temprana es clave en su desarrollo. La comunidad científica no deja de buscar maneras de mejorar los tratamientos actuales y, en ese sentido, la Universidad de Cambridge (Reino Unido) también ha aportado su granito de arena publicando sus hallazgos en la revista 'Alzheimer's & Dementia: The Journal of the Alzheimer's Association'.
El estudio de la prestigiosa universidad se centra precisamente en mejorar la detección precoz de esta enfermedad. Normalmente el diagnóstico tiende a llegar en una fase avanzada de la enfermedad. Pero cuando los síntomas más evidentes se presentan, el daño a nivel neurológico puede haberse iniciado años o incluso décadas antes. Entonces ya es tarde como para revertir el deterioro patológico y restaurar las funciones cognitivas.
Por esa razón el equipo de investigación acudió al Biobanco, una base de datos biomédicos a la disposición de los investigadores clínicos, donde hay registros genéticos, de salud y de hábitos de vida de medio millón de voluntarios británicos entre los 40 y los 69 años. Así se reunieron todo tipo de tests de resolución de problemas, de memoria, de tiempo de reacción, de fuerza de agarre, medidas de ganancia o pérdida de peso y las caídas.
Esto permitió establecer una base de partida, establecida cronológicamente de cinco a nueve años antes del diagnóstico de la enfermedad. Los científicos se dieron cuenta que las personas que desarrollaron alzhéimer o demencia frontotemporal obtuvieron peores resultados en las siguientes cinco categorías:
Además, aquellos que sufrieron alzhéimer tenían más probabilidades de haber sufrido una caída en el pasado que los sanos. Los que fueron diagnosticados con parálisis supranuclear progresiva (PSP) se cayeron el doble. Y para todas las enfermedades, incluyendo el párkinson y la demencia por cuerpos de Lewy, la salud general del individuo era peor en el momento de establecer la base de partida.
"Al mirar el historial de los pacientes, nos resultó evidente que estaban mostrando de forma sutil algún grado de discapacidad cognitiva años antes de que sus síntomas fueran lo bastante obvios como para justificar un diagnóstico positivo", explica el doctor Nol Swaddiwudhipong, primer autor del trabajo. "Esto es un paso adelante para cribar a las personas a partir de los 50, a aquellos con hipertensión o los que no tienen suficiente actividad física en su vida, para tratar de intervenir pronto y ayudarles a reducir el riesgo".
"La gente no debería preocuparse sin motivo si, por ejemplo, le cuesta recordar números de teléfono", apunta por su parte el Dr. Tim Rittman, del Departamento de Neurociencia Clínica de la Universidad de Cambridge. "Incluso los individuos sanos tendrán puntuaciones mejores y peores que los demás. Pero lo que sí es importante es hablar con nuestro doctor si nos damos cuenta que estamos teniendo problemas para recordar en nuestra vida diaria", concluye.