Si desayunas fuera de casa y pides un smoothie o una granola, te habrás preguntado qué son esas pequeñas semillas de color gris, negro o blanco. Son las semillas de chía, que se han puesto de moda en los últimos años por todas las propiedades que tiene, a pesar de ser un alimento que fue descubierto hace cientos de años.
No subestimes a estas diminutas semillas de 1 mm de diámetro, pues no están en tu plato solo para decorarlo. Aunque son de pequeño tamaño tienen un inmenso valor nutricional proporcionándote energía, los requerimientos diarios de fibra, vitaminas, minerales, entre otros nutrientes que el cuerpo necesita para que funcione correctamente.
La chía es una semilla originaria de México y era un alimento básico en la dieta de los aztecas y mayas. Recientemente ha vuelto a la popularidad gracias a los beneficios que se han descubierto respecto a su ingesta.
La chía contiene ácido graso del tipo Omega 3. Por su conocido y demostrado efecto cardiosaludable, el Omega 3 se ha posicionado en la cima de los suplementos por excelencia para reducir los niveles de triglicéridos y de colesterol de la sangre, además de evitar que se formen coágulos, posee propiedades vasodilatadoras y ayuda a regular la presión arterial.
También está probado su efecto antiinflamatorio y su efecto positivo en la respuesta inmunitaria. Algunos investigadores aseguran que interviene en la prevención de enfermedades como la obesidad, la diabetes tipo 2, la artritis reumatoide y ciertos tipos de cáncer (existen estudios que confirman que el omega 3 reducen el riesgo de cáncer de mama, colon, próstata y páncreas). El Omega 3 pueden ayudar al cuerpo a producir DHA, necesario para la función cerebral y cognitiva.
Esta diminuta semilla contiene unos 4 gramos de ácidos Omega 3 cada 100 gramos, más del doble de lo que contiene el salmón.
Las semillas de chía son una fuente completa de proteína de origen vegetal, es decir, contiene los nueve aminoácidos esenciales, aquellos que el cuerpo no puede producir por sí solo. Su contenido proteico alcanza que entre el 19 y 26 % de su volumen, nivel que resulta más alto que el que contienen otros cereales tradicionales como el trigo (13,7%), el maíz (9,4%), el arroz (6,5%), la avena (16,9%) y la cebada (12,5%). Es por ello que, incluir la chía en elaboraciones y recetas, puede aportarnos un plus de proteína que ayudará al crecimiento y el buen funcionamiento celular y a favorecer la recuperación muscular después de hacer ejercicio.
Son una fuente excelente de fibra soluble. Es un tipo de fibra que tiene la capacidad de retener agua y formar una masa viscosa que aumenta su volumen. Esta propiedad hace que las semillas de chía retrasen el vaciado gástrico. Esta masa viscosa, aparte, retiene algunos nutrientes impidiendo su absorción a nivel intestinal, como sería el caso del colesterol; y además, regula el tránsito intestinal. Esto la convierte en un importante saciante que nos ayuda a reducir la cantidad de alimentos que ingerimos.
Debido a sus antioxidantes, la chía podría ayudar a reducir los radicales libres que causan estrés oxidativo y daño celular, y están conectados a enfermedades cardíacas, deterioro cognitivo y ciertos tipos de cáncer.
La combinación ganadora para el mejor desayuno son las semillas de chía con los frutos rojos gracias a su nivel de antioxidantes. No importa si los frutos son de temporada o congelados, sus beneficios con los mismo. Yogur, frutos rojos y semillas de chía equivale a un desayuno rico en proteínas y antioxidantes, pura medicina para el corazón.