Cuando nos duele algo una de nuestras primeras reacciones es tomarnos algo para calmarlo antes de que vaya a más. Otros lo tienen tan interiorizado que hasta que no es demasiado agudo no recurren a la medicación. Aunque intentemos huir del dolor, lo cierto es que no deja de ser una sensación necesaria que nuestro cuerpo debe experimentar. “Es una experiencia humana y una ventaja evolutiva que nos permitió sobrevivir sobre otras especies. Es una alarma que nos indica que algo está mal”, explicaba a Uppers el osteópata Julien Lepretre.
Dependiendo del dolor cada uno tiene sus propios métodos para intentar calmarlo y según un estudio publicado en los últimos días la música puede tener un papel fundamental. Desde siempre se ha dicho que la música cura y ayuda a sanar, es más, existen tratamientos en los que se incluye la música, como la musicoterapia.
Ahora, un grupo de investigadores canadienses ha investigado cómo la música puede ser un calmante temporal contra el dolor físico y han publicado sus resultados en la revista Frontiers in Pain Research, donde aseveran que escuchar tus canciones favoritas puede ayudar a reducir la percepción del dolor, destacando especialmente las canciones tristes que narran experiencias emotivas.
El estudio contó con adultos que debían llevar dos de sus canciones favoritas, una representaba la música que más les gusta y otra la que se llevarían a una isla desierta, con la única condición de que debían durar al menos 3:20 minutos. Además, tenían que seleccionar una canción instrumental de entre siete temas propuestos por el equipo al considerarlos relajantes y desconocidos para ellos.
De esta manera, cada uno de ellos pasó por bloques de siete minutos en los que debían mirar fijamente a una pantalla mientras escuchaban una de sus canciones favoritas, una de las siete escogidas por los investigadores o una versión mezclada. Durante los siete minutos los expertos colocaron un objeto caliente en la zona interna del antebrazo izquierdo para provocar un dolor parecido a si se pusiese una taza de café o té hirviendo sobre la piel.
Tras la experiencia, cada uno fue calificándola y lograron señalar que sentían menos dolor cuando lo que sonaba era su canción favorita, no la música relajante o cuando se mantenía en silencio, tampoco con las canciones mezcladas.
Pero claro, la incógnita también se encuentra en la canción favorita de cada persona ya que, si para una persona es un tema de los Rolling Stones, para otro puede ser una balada de Julio Iglesias. Tras hablarlo con cada participante y aclarar cuál era la canción favorita de cada uno y su valoración del dolor, se dieron cuenta de que quienes escuchaban canciones más conmovedoras y tristes eran los que menos dolor sentían frente a los temas tranquilizantes o alegres.
Un resultado que no ha dejado indiferente a nadie, tampoco a los autores de la investigación, que lo catalogan como “muy interesante”, pues los que escuchaban música más emotiva sentían más escalofríos, más emoción, que se asoció al bloqueo del dolor, aunque consideran que debe estudiarse más profundamente.
El catedrático de Ciencias Biomédicas y Moleculares de la Universidad Queen’s de Kingston, Patrick Stroman, no ha participado en este estudio, pero sí ha hecho sus propias investigaciones para aclarar la relación entre el dolor y la música. De esta manera, valora que “cuando las personas escuchan música que les gusta, según nuestras mediciones, se puede reducir el dolor que sentimos en un 10%”, pero que no es suficiente para evitar tomar un medicamento o tener que acudir a un experto médico.