Nuestros dientes dicen mucho de nuestra salud. Un buen cuidado bucodental nos garantiza evitar ciertos riesgos sobre algunas enfermedades en las que, a priori, no hay ninguna relación. Sin embargo, cuidar nuestros dientes no solo nos da una sonrisa mucho más bonita y estética, sino que también va a contribuir a la prevención de determinadas enfermedades, incluso cardiovasculares. ¿Cómo hay que cepillarse bien los dientes? ¿Cuáles son los principales errores que cometemos al coger el cepillo?
Lo cierto es que la relación entre la salud bucodental y la cardiovascular ha sido estudiada en los últimos años, demostrando que enfermedades como la gingivitis o la periodontitis pueden ser factores que aumenten el riesgo de enfermedades cardiovasculares, como puede ser un infarto. ¿Por qué? Porque la inflamación crónica que se produce en las enfermedades de las encías puede ser negativas para el correcto funcionamiento de los vasos sanguíneos.
No obstante, el corazón no es el único que sufre de una mala higiene bucal, ahí está la halitosis, producida por la acumulación de placa y bacterias por toda la boca. Incluso la diabetes guarda una relación evidente, pues quienes no cuidan bien de su boca tienen mayores dificultades para controlar los niveles de azúcar en sangre.
Además, una periodontitis puede hacer que las bacterias lleguen al estómago y, desde ahí, pasen a la sangre pudiendo producir inflamaciones dolorosas en las articulaciones, es decir, artritis. Otros estudios han podido relacionar la mala higiene bucal con el alzhéimer o con úlceras estomacales.
Entonces, ¿cómo debemos lavarnos los dientes correctamente? No es tan complicado, más tras décadas haciéndolo tú mismo, pero hay algunos detalles que es mejor que cambiar si los seguimos manteniendo. Lo ideal es cepillarse los dientes tras cada comida o, como mínimo, dos veces al día, y combinarlo con el hijo dental, más necesario de lo que creemos.
El cepillado debe durar entre dos y tres minutos, ni menos ni más. Una costumbre bastante extendida es humedecer el cepillo antes de echar la pasta es humedecer los filamentos, algo que los expertos no aconsejan porque estos se abrirán y se ablandarán, por lo que el cepillo no va a realizar su función de limpieza correctamente.
Tampoco hay que olvidarse que la boca es mucho más que los dientes, por eso no hay que olvidarse de limpiar bien la lengua y el paladar, además de las encías. Y cuando acabes, seca todo lo posible el cepillo y evita a toda costa ponerle capuchón porque no es tan seguro como crees, sino un generador perfecto de bacterias que llevaremos a nuestra boca.