Ya sabemos que la edad cronológica es una cosa y la edad biológica otra muy distinta. Que por nuestra fecha de nacimiento tengamos una edad no significa que sea la real, pues la genética o el estilo de vida que llevamos puede ralentizar el proceso de envejecimiento, pero también acelerarlo. Ahora la ciencia ha alcanzado un nuevo objetivo, siendo capaz de medir el envejecimiento real de los principales órganos de nuestro cuerpo y así poder conocer si se están deteriorando más de lo que deberían.
Una investigación publicada por la revista Nature constata que un simple análisis de sangre puede llegar a calcular la edad biológica de cada órgano de nuestro cuerpo y, como consecuencia, prevenir enfermedades. “Podemos estimar la edad biológica de un órgano en una persona aparentemente sana. Eso predice el riesgo de que sufra una enfermedad relacionada con ese órgano”, expone el catedrático de Neurología en Stanford Medicine y autor principal del estudio Tony Wyss-Coray.
En el estudio se ha analizado el plasma sanguíneo de más de 5.000 personas, comprobando que casi el 20% de los mayores de 50 años tenían un órgano envejeciendo a un ritmo más acelerado de lo normal, mientras en un 1'7% tenían dos o más órganos en esa situación. Los expertos asocian este envejecimiento acelerado a enfermedades específicas de cada órgano, además de relacionarlo con un mayor riesgo de muerte, hasta un 50%.
No obstante, también apuntan que no todos los órganos tienen la misma importancia sobre la salud. Mientras el envejecimiento del corazón incrementa en un 250% la posibilidad de sufrir un fallo cardíaco, el deterioro acelerado del sistema vascular o del cerebro se relaciona con mayores posibilidades de tener alzhéimer en un futuro.
Además, diseñaron un algoritmo propio para poder medir de casi 5.000 proteínas en sangre de las personas, de las que 1.000 se originaban en un órgano, centrándose en el corazón, pulmón, riñón, hígado, páncreas, músculo, cerebro, intestino, sistema vascular y sistema inmunitario. “Muchos estudios han presentado cifras únicas que representan la edad biológica de los individuos frente a su edad cronológica, es decir, el número real de años transcurridos desde su nacimiento”, expuso Wyss-Coray.
No solo eso, sino que también crearon un algoritmo a través de Inteligencia Artificial que fuese capaz de adivinar la edad de las personas basándose en los niveles de las proteínas. Este algoritmo elegía a las que mejor encajaban con el envejecimiento acelerado.
"Cuando comparamos la edad biológica de cada uno de estos órganos para cada individuo con sus homólogos entre un gran grupo de personas sin enfermedades graves evidentes, descubrimos que el 18'4 % de los mayores de 50 años tenían al menos un órgano que envejecía significativamente más rápido que la media. Y descubrimos que estas personas corren un mayor riesgo de sufrir enfermedades en ese órgano concreto en los próximos 15 años", sentencia el autor de la investigación.