En un mismo día la Casa Real británica ha dado dos comunicados importantes referentes a dos miembros clave de su familia. Kate Middleton, princesa de Gales, se ha sometido a una cirugía abdominal y no se ha especificado el motivo, solo que era una intervención planificada que dejará a la princesa apartada de sus funciones al menos hasta después de Semana Santa. El otro comunicado clave afecta al rey Carlos III, que la próxima semana será intervenido quirúrgicamente por una dolencia en la próstata. ¿De qué se trata?
El monarca británico se someterá a una operación para tratar la hiperplasia benigna de próstata, también conocida como agrandamiento de próstata, que, pese a no ser de gran gravedad, sí que se recomienda que sea tratada para evitar problemas de salud más serios en un futuro.
Se trata de una patología frecuente en los hombres a medida que envejecen, tal y como la misma Casa Real ha destacado, subrayando que Carlos III será intervenido “como miles de hombres cada año” y que tan pronto se recupere, se reincorporará a sus funciones. Esta dolencia es tan común que, según datos del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, afecta al 50% de los hombres de entre 51 y 60 años y hasta un 90% de los mayores de 80.
No obstante, la edad no es el único factor de riesgo, ya que otros como la diabetes de tipo 2, la obesidad, tener problemas circulatorios o enfermedades cardíacas, así como disfunción eréctil, son factores de riesgo que aumentan la probabilidad de desarrollar un agrandamiento prostático.
La hiperplasia benigna de próstata no es cáncer y tampoco aumenta el riesgo de que se padezca un cáncer de próstata. Lo que significa es que la glándula, que crece a medida que cumplimos años, ha llegado a un punto en el que presiona la vejiga e incluso puede comprimir la uretra, afectando directamente a la orina y su flujo.
Sus síntomas, por tanto, pueden afectar directamente a la calidad de vida de los hombres y sus síntomas principales pasan desde la dificultad al comenzar a orinar y un flujo débil, hasta visitar el baño con frecuencia, sobre todo por las noches, y quedarse con la sensación de que la vejiga no está del todo vacía.
En cuanto al tratamiento, todo depende el tamaño de crecimiento de la próstata, así como de la edad o de la sintomatología que sufra el hombre. Entre los primeros pasos está cambiar algunos hábitos de vida, como evitar tomar líquidos antes de irse a dormir, tratar el estreñimiento o ejercitar los músculos encargados de controlar el flujo urinario.
Si el especialista así lo considera también puede prescribir una medicación para tratar el crecimiento prostático cuando los síntomas aún son leves, pero cuando estos ya son más graves la cirugía suele ser la opción más idónea, con resultados actualmente mínimamente invasivos y que mantienen tanto la función sexual como eyaculatoria de los hombres intacta.