Los besos llevan presentes en nuestra vida desde pequeños, cuando eran una simple muestra de afecto, hasta que en la adolescencia depende de qué tipo de beso trae consigo una connotación romántica o más pasional. Pero lo que quizá no sabes es que esos besos tienen efectos positivos sobre tu salud, desde mejorar tu autoestima y el estado de ánimo, hasta reducir el estrés, quemar calorías o fortalecer el sistema inmune. No obstante, y aunque parezca que no es así, favorece una buena salud bucodental.
Cuando nos damos un beso se producen endorfinas, unas sustancias que nos hacen sentir mucho mejor y, como diversos estudios han señalado, reducen la percepción que tenemos del dolor físico, incluso el que se puede tener en la boca, como el de muelas. Además, ese efecto relajante favorece la reducción del estrés y combate la ansiedad, lo que provoca que algunas dolencias que se pueden derivar de ahí, como el bruxismo, se vean reducidas gracias al bienestar y un mejor estado de ánimo que provoca un beso.
Sin embargo, un beso puede tener muchos más beneficios directamente relacionados con nuestra boca porque en el momento en el que se da uno, las glándulas salivales se activan. ¿Qué quiere decir esto? Que se produce mucha más saliva dentro de nuestra boca, provocando que esta se lleve por delante a las bacterias y, por tanto, actúe como desinfectante reduciendo la placa bacteriana.
Por su parte, durante un beso también se produce un efecto de intercambio de bacterias entre una boca y otra, lo que se podría ver como un peligro, pero la realidad es que puede ser un beneficio que permite reforzar el sistema inmunológico.
En cuanto a la salivación que genera un buen beso, puede ser de gran ayuda para personas que, por determinados factores, tienen una gran sequedad bucal, permitiendo contrarrestarla y tener una boca más hidratada.
Pero no solo consigue combatir las bacterias que se encuentran en nuestra boca, sino que esa producción de saliva también tiene una función protectora sobre los dientes y permitiendo que el esmalte se repare mejor y así se eviten las caries, además, de neutralizar los ácidos de la boca que pueden erosionar el esmalte.
Y pese a que los besos tienen grandes beneficios para nuestra salud bucodental, para realmente tenerlos es necesario tener una correcta higiene bucal diaria con su debido cepillado y la visita rutinaria al dentista al menos una vez al año para comprobar que todo está en perfecto estado y seguir sus indicaciones de cuidado.