Tener un sueño de calidad es fundamental para obtener un descanso completo, reflejo de cuando uno se levanta con las energías renovadas y la sensación de empezar el día a tope. Un sueño de calidad es sinónimo de no sentirse cansado a lo largo del día y de tener un día productivo, por eso es muy importante cuidar de nuestro descanso; dormir bien no puede ser fruto de la casualidad.
Lograr conciliar el sueño y descansar durante la noche muchas veces se vuelve una tarea complicada a causa del estrés cotidiano. Existen varias formas de mejorar la calidad de nuestro descanso con unas claves muy sencillas que es necesario que siempre apliquemos. Veamos las tres claves fundamentales.
Hay que acostumbrar al cuerpo a acostarse y levantarse a la misma hora todos los días, incluyendo fines de semana y festivos, siempre teniendo en cuenta el tiempo de descanso que necesita cada uno para levantarse con las pilas cargadas. Aunque se necesita un mínimo de sueño diario, cada persona es un mundo y las horas de descanso pueden variar entre las 6 y 8 horas seguidas. Este hábito es fundamental para adaptar a nuestro cuerpo a tener unos horarios determinados de sueño.
Al finalizar el día hay que llevar a cabo una serie de rutinas que pueden ayudar a conciliar el sueño.
Las siestas son una excelente opción para recuperar fuerzas tras haber estado toda la mañana trabajando. De esta manera, podremos afrontar la tarde mucho mejor. Eso sí, nunca deben exceder la media hora pues, en caso contrario, evitarán que tengamos un sueño de calidad nocturno. Si nos echamos una siesta de dos horas, cuando llegue la noche será muy difícil que nos quedemos dormidos. Es más, puede que nos veamos en la necesidad de irnos más tarde para la cama. Esto nos impedirá disfrutar de un sueño de calidad.
La actividad física es fundamental para un buen descanso. Lo mejor es hacer deporte al despertarse, pues estamos llenos de energía y nos acompañará durante todo el día. No se recomienda hacer deporte justo antes de acostarse, pues hace que sea más difícil conciliar el sueño. Las cenas deben ser ligeras y realizarse al menos una hora antes de acostarse. A partir de las 3 de la tarde el café, el alcohol, el té y la vitamina C pueden restarnos a la hora de conciliar el sueño.
Tan importantes son las rutinas y los horarios como el lugar donde dormimos. El organismo produce una hormona, la melatonina, que induce el sueño y nos ayuda a conciliar el sueño llegado el momento. Pero esto sólo sucede si no hay ningún tipo de luz en la habitación. Por ello hay que apagar la luz en el momento en que uno se acuesta. También las condiciones de temperatura cuentan, por lo que se recomienda una temperatura ambiente de 18º. Y, finalmente, las sábanas y el colchón deben ofrecer la comodidad necesaria. Es recomendable no permanecer en la cama si estamos muy despiertos para asociar la cama únicamente al sueño.