Las modas de control de peso van y vienen, pero, al margen de ellas, hay una verdad inalterable: para adelgazar hay que consumir más calorías de las que ingerimos.
La novedad es que los últimos avances en fitness afirman que ya no es necesario someterse a maratones de ejercicio físico. Dedicar micromomentos de ejercicio físico o cambiar la manera en la que nos entrenamos puede ser de gran ayuda.
Andar siempre se ha considerado una forma de ejercicio buena para la salud. Ahora un estudio da una vuelta de tuerca a esta práctica contando no solo el número de pasos, sino la manera de hacerlo.
Adam Grimmit, profesor del departamento de kinesiología de la Universidad de Amherst en Massachusetts, es responsable del estudio en el que se confirma el aumento de gasto metabólico al caminar variando la longitud y la frecuencia de los pasos. El equipo de la Universidad de Amherst estudió el peso de 18 adultos con un peso cercano a los 70 kilos. En primer lugar, caminaron sobre una cinta durante cinco minutos. Después, subieran de nuevo a la cinta para andar a un ritmo diferente, con variaciones entre un 0 y 10% más largos, lo que modificó la cadencia de los pasos.
Después de examinar lo que ocurría en el transcurso de las dos caminatas, la regular y la irregular, los investigadores pudieron calcular la cantidad de calorías consumidas en ambas prácticas. El objetivo era establecer la correlación entre la forma de caminar y el gasto metabólico de ambos ejercicios.
El estudio reveló que con una mayor longitud del paso, en torno a un 10% mayor, se gastaban más calorías que si la variación era menor. Por cada aumento del 1% en la variabilidad de la longitud del paso, hay un 0,7 más de gasto metabólico. Los investigadores han concluido que con variaciones más frecuentes, aumenta también el gasto metabólico.
¿Por qué ocurre esto? Según los investigadores, al no llevar un ritmo constante, hacemos un mayor esfuerzo muscular, lo que implica mayor gasto energético. El equipo de la universidad de Amherst ha abierto una nueva línea de investigación sobre cómo impactan las formas de caminar no solo en el gasto calórico sino en otros aspectos de la salud, más allá de la cantidad de pasos.