La interacción de los fármacos con el organismo no siempre es igual en cualquier persona, por eso mismo siempre se deben tomar bajo prescripción médica siguiendo sus pautas o las recomendaciones del farmacéutico. El peligro de los medicamentos se agrava en verano, cuando el calor es más sofocante y se encadena una ola de calor tras otra en las que las personas más vulnerables, normalmente por padecer alguna enfermedad, deben tener especial precaución y no exponerse en las horas principales del día, cuando el sol está más potente y se alcanzan las temperaturas máximas.
El golpe de calor es uno de los efectos más temidos en esta época, aunque según datos de ministerio de Sanidad, el verano pasado solo 24 personas murieron por esta causa de las 11.000 personas que fallecieron en España por causas relacionadas con el calor. El resto eran personas mayores o vulnerables que contaban con patologías de riesgo, como puede ser la obesidad, la insuficiencia renal o la intoxicación por fármacos.
El calor hace que sea más fácil que suframos deshidratación, haciendo que nuestro organismo, especialmente los riñones, trabajen más lento, por lo que una maña combinación farmacológica puede ser peligrosa, por eso es necesario beber agua en esta época, sobre todo si se es mayor o si se está en tratamiento.
Según una guía de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH), en las olas de calor hay que tener especial cuidado con personas de más de 65 años, niños pequeños y lactantes, embarazadas, personas con discapacidad o dependencia, que sufran alguna patología crónica, y también con determinados medicamentos. Por eso señalan aquellos fármacos que pueden alterar la hidratación o el balance de electrolitos de nuestro cuerpo.
Entre ellos señalan que se debe tener especial precaución con aquellos pacientes que tengan una patología cardiovascular o renal, o que estén en diálisis. Asimismo, subrayan también los diuréticos y los laxantes. En cuanto a la hidratación también piden precauciónfarmacológica con el litio, antiarrítmicos, digitálicos, antiepilépticos, biguanidas y sulfonamidas hipoglucemiantes.
Sobre los que pueden afectar a la función renal señalan los antiinflamatorios no esteroideos, como puedo ser el ibuprofeno; los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina; bloqueantes de los receptores de la angiotensina II; o fármacos nefrotóxicos, como algunos antibióticos o antiretrovirales.
La SEFH expone que hay fármacos que pueden modificar la gestión calórica del cuerpo, como algunos antidepresivos, opioides o vasiconstrictores. No obstante, aquellos pacientes que están recibiendo tratamiento oncológico deben tener especial precaución con la exposición directa al sol debido a la fotosensibilidad que muchos de ellos pueden provocar.
Sobre su conversación, se debe tener especial cuidado con la exposición a altas temperaturas, ya que podrían dañarse, como algunas pomadas o píldoras que visiblemente pueden derretirse. Pero sobre todo hay que ser cuidadosos con los que necesitan refrigeración para que no se rompa la cadena de frío en ningún momento.