El torero Jesulín de Ubrique ha sufrido un microinfarto mientras se encontraba de vacaciones en Málaga. El diestro tuvo que ser ingresado de urgencia para ser atendido de un dolor torácico. Hechas las pruebas pertinentes, ha recibido el alta médica.
Los microinfartos o también llamados ataques al corazón silentes o silenciosos no suelen recibir el diagnóstico adecuado, por lo que aumenta el riesgo de mortalidad. Las enfermedades cardiovasculares son la segunda causa de defunción en España, según datos del INE.
Se producen por una constricción de los vasos sanguíneos. Sus síntomas pueden ser tan breves y leves que se confunden con molestias que pueden ocurrir a menudo o problemas menos grave. Estos son los más habituales.
Un electrocardiograma o un ecocardiograma puede reflejar el daño en el músculo cardiaco en forma de pequeñas cicatrices. Un análisis de sangre para detectar restos molecularse de reflejarían un daño en el músculo cardiaco. Otro método de detección sería un análisis de sangre para detectar huellas moleculares de troponina T, la proteína que liberan las células cardiacas dañadas.
Una derivada de estos infartos silentes son los microinfartos cerebrales, conocidos también como infartos lacunares o ataques isquémicos transitorios. Al igual que los infartos cerebrales mayores, se producen por una obstrucción de los vasos sanguíneos en el cerebro. Se diferencian de los cardiacos en que las áreas que dañan son más pequeñas.
Los microinfartos representan aproximadamente entre el 20 y el 25% de los infartos cerebrales. Los pacientes más afectados son adultos entre los 55 y los 75 años, pero la incidencia en general aumenta con la edad.
Los síntomas de microinfartos cerebrales pueden ser mínimos, y ese es su mayor peligro. Al pasar prácticamente desapercibidos, pueden acumularse a lo largo del tiempo, afectando a zonas cada vez mayores, lo que acaba aumentando el riesgo de una demencia vascular y provocando deterioro cognitivo.
Es importante prestar atención a los síntomas del microinfarto cerebral, ya que cuanto antes se actúe, mejor será el pronóstico para el paciente. Las señales de microinfarto cerebral más comunes son:
La edad es el principal factor de riesgo, además de las alteraciones cardiacas preexistentes. Al margen de eso, hay otras patologías que pueden favorecerlas como los procesos inflamatorios, la diabetes, la hipertensión, el ácido úrico o el colesterol elevado.
En cuanto a estilo de vida, el sedentarimo, el consumo de tabaco y alcohol o una mala gestión del estrés puede acelerar el deterioro de las funciones cardiacas.