La siesta es cien por cien marca España. Como todo lo que tiene que ver con la salud, ha sido objeto de numerosos debates en torno a sus beneficios y posibles inconvenientes. Durante muchos años se ha considerado un lujo o, incluso, algo totalmente inútil, una manera de restar minutos hábiles al día. Sin embargo, la ciencia respalda cada vez más sus beneficios, especialmente en lo relacionado con la salud cardiovascular.
Diferentes investigaciones han mostrado en los últimos años que este descanso, realizado en las horas centrales del día, puede ser un aliado para el corazón, ayudando a prevenir eventos graves como infartos, anginas e ictus. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades cardiovasculares provocan la muerte de 17,9 millones de personas al año y son responsables del 32% de las defunciones de todo el mundo.
En nuestro país, casi la mitad de la población logra hacer un descanso a mitad del día, aunque depende mucho de la edad: mientras que en el grupo de menos de 34 años sólo duermen siesta un 38,1 por ciento, entre los mayores de 65 años lo hace casi la mitad (48%), según una encuesta de IOP de Simple Lógica.
Tener al alcance un recurso fácil y cómodo como la siesta puede ser muy beneficioso para la salud. Sin embargo, como señala la cardióloga Magdalena Perelló, conocida en redes como @magadelanaperello_cardiologa, no todas las siestas son igual de beneficiosas y es importante cumplir ciertas recomendaciones para maximizar sus efectos positivos.
La revista Heart ha analizado en un estudio la relación entre la siesta y la incidencia de enfermedades cardiovasculares. “Dormir siesta disminuye el riesgo de un evento cardiovascular en un 48%”, ha señalado en sus redes la experta al examinar los resultados de esta investigación. La pregunta que surge es qué hace que la siesta tenga un impacto tan importante.
Para la cardióloga, los beneficios de la siesta dependen de la duración del sueño y de su frecuencia. “Tiene que ser de una forma concreta. Tiempo: una o dos veces por semana de forma ocasional, y duración de 5 a 60 minutos”, señala la experta. Ambas recomendaciones son fundamentales para garantizar que el cuerpo obtenga el descanso necesario sin interrumpir los ritmos circadianos.
Según Perelló, la duración es, quizás, el factor más importante. Mientras que una siesta breve, en torno a 10 minutos, puede suponer un extra de energía, más de una hora de sueño puede implicar un cambio en los ciclos de descanso. Como es sabido, cuando se alteran las fases de sueño y se interfiere con el patrón de descanso, el sistema inmune se ve alterado.
Por esta razón, expertos como la doctora Perelló señalan que es mejor no abusar de la siesta. Como explica, dormir siestas excesivamente largas o hacerlo todos los días puede contrarrestar los efectos positivos. En algunos casos, también existe un vínculo entre exceso de siestas y un aumento en la mortalidad por causas cardiovasculares. En cuanto al momento, se recomienda que sea lo más lejana posible a la hora de dormir para que no interfiera con el sueño nocturno.