Cuando se habla de afecciones en los pies, uno de los más conocidos son los callos, una patología muy frecuente y conocida, pues los expertos aseguran que tres de cada diez personas los sufren a diario. Su apariencia es muy parecida a la de los papilomas en el pie, pero no tienen nada que ver.
“Los callos o callosidades son una respuesta de nuestro cuerpo ante un exceso de fricción y/o presión en determinadas áreas del pie. Este engrosamiento de la zona más externa de la piel está causado por la acumulación de células muertas”, aseguran desde la clínica Podoactiva.
Reconocerlos es bastante fácil, pues no dejan de ser un cúmulo de piel gruesa o endurecida en una zona concreta, con sequedad y textura áspera cuando se tocan, que, además, pueden llegar a generar dolor o molestia al tocarlos, rozarlos o cuando caminamos.
Tipos de callos
Dependiendo de la parte del pie en la que aparezcan, hablamos de varios tipos:
Callos duros o clavos. Son áreas pequeñas, redondas y gruesas de piel endurecida que generalmente se forman en la planta del pie o en los costados de los dedos. Son ser dolorosos debido a la presión que ejercen sobre los huesos.
Callos blandos. Los callos blandos tienen una textura más suave y húmeda que los callos duros. Se forman entre los dedos, especialmente entre el cuarto y quinto dedo, y pueden ser dolorosos debido a la fricción continuada.
Callos en el talón. Pueden aparecer en el talón por la presión de los zapatos, sobre todo si son muy apretados o no tienen buen soporte.
Callos en la parte superior de los dedos. A veces se forman por zapatos apretados o puntiagudos que empujan los dedos hacia abajo y causan fricción en la parte de arriba, generando así callos en los dedos de los pies.
Callos vasculares. Son menos comunes y se presentan como manchas rojas o violáceas en la piel, generalmente en los dedos de los pies.
Callosidades o callos plantares. Pueden ser dolorosos y pueden aparecer como protuberancias duras, redondas o cónicas en la piel. Las callosidades se desarrollan como una respuesta protectora de la piel a la presión constante o repetida, como el roce o la fricción causada por zapatos ajustados o actividades que ejercen presión en áreas específicas del pie, como caminar o estar de pie durante mucho tiempo.
Consejos para quitarnos los callos en casa
Piedra pómez. Se utiliza desde hace siglos para quietar los callos de los pies. Para conseguirlo, los expertos recomiendan poner los pies a remojo en agua caliente para ablandar la piel, durante un periodo de entre 10 y 20 minutos. Pasado este tiempo frota suavemente con la piedra pómez para quitar el callo del pie, pasándola de un lado a otro durante unos cinco minutos, enjuaga los pies y sécalos bien con una toalla seca y limpia, asegurándote de que no quede ni rastro de humedad. Por último, aplica una crema hidratante.
Piedra pómezuppers.es
Limón, ajo y manzanilla. Estos dos ingredientes ayudan a eliminar las células muertas acumuladas en la dureza, ayudan a que se ablande y que se elimine de manera natural. Hay que mezclar un diente de ajo machacado con zumo de limón y una cucharada de manzanilla. Después, aplica el líquido resultante directamente sobre el callo, deja que actúe durante 20-30 minutos y enjuaga con abundante agua.
Bicarbonato de sodio. Un producto no solo eficaz en la limpieza también ayuda a ablandar y eliminar las durezas. Pon tres cucharadas de bicarbonato de sodio en un recipiente con agua tibia, mete los pies y mantenlos a remojo durante 30 minutos.
Limas para pies. Una herramienta de exfoliación igual de eficaz que la piedra pómez. Se recomienda poner los pies en remojo para ablanda la zona, no obstante, este tipo de limas se pueden usar en la ducha. Tras su utilización se recomienda aplicar crema hidratante.
Crema exfoliante. En lugar de exfoliar la piel manualmente, una persona puede elegir eliminar las células muertas de la piel con cremas o lociones exfoliantes. Los productos que funcionan en los callos usualmente contienen ingredientes como ácido salicílico, urea o lactato de amonio. Aplicada diariamente para estimular la exfoliación de las células de la piel acumuladas, con el tiempo, la piel se suavizará y los callos pueden ser menos evidentes.