El pescado es un alimento imprescindible en las neveras españolas. La dieta mediterránea y la cercanía al mar de nuestro país nos permite consumir pescado fresco de gran calidad. Pero más allá de las recomendaciones, una buena limpieza del producto y el correcto cocinado puede librarte de un parásito que podría ocasionar más de un problema a tu salud. Hablamos del anisakis, unas larvas prácticamente imperceptibles presentes en los peces pero también en crustáceos o cefalópodos, como los calamares o el pulpo. Si el parásito está presente en el producto, su consumo en crudo o en un cocinado que no sea capaz de matarlo puede provocar alteraciones estomacales o reacciones alérgicas.
La Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD) afirma que este parásito puede ser resistente a temperaturas de hasta 50 grados o a cocinados con vinagre o ahumado. Así que esos pescados que son macerados o se consumen crudos son los que más posibilidades tienen para que, tras su ingesta, se contraiga el anisakis.
La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) da una serie de consejos para evitar consumir pescados que contengan el parásito, o si lo tiene que sea destruido. Para ello, el primer paso es que en la compra se consiga un pescado limpio y sin vísceras. Para cualquier pescado, cefalópodo o crustáceo que vaya a ser cocinado, la entidad aconseja que, sea cual sea su tipos de cocción, se alcancen los 60 grados durante al menos uno o dos minutos para destruir el parásito en caso de que estuviese presente.
Quienes vayan a comer pescados crudos o macerados en vinagre, ahumados o a la sal deben saber que esos preparados no consiguen deshacerse el anisakis. Entonces, ¿cómo te aseguras el que el parásito no esté? En estos casos la mejor opción es congelarlo a -20 grados durante varios días si los hacemos en casa, como boquerones en vinagre, sushi, huevas de pescado crudas, pescados que han sido ahumados en frío, o el ceviche.
La AESAN destaca que los pescados de agua dulce, como la trucha, o moluscos del tipo de los mejillones o las ostras, no son portadores de la larva, así como tampoco lo son las conservas y semiconservas, ni pescados salados desecados de forma tradicional, como el bacalao.
Aún así, esta entidad señala que la legislación obliga a que los productos de pesca no se pongan a la venta con parásitos, por lo que deben garantizar que los pescados para su consumo en crudo o con una preparación insuficiente han estado previamente congelados. De esta forma se asegura que no hay presencia de anisakis en la venta al público.
Aunque puede variar, la FEAD avisa que los síntomas suelen aparecer antes de que se cumplan 48 horas desde el consumo del pescado tras la penetración de las larvas en la mucosa de estómago. Los principales síntomas son intensos dolores abdominales, nauseas y vómitos, e incluso en algunos casos pueden manifestarse reacciones alérgicas, como lesiones cutáneas.
El problema del anisakis es que no tiene un tratamiento específico, ya que en la mayor parte de casos los síntomas mejoran poco a poco hasta que la personas consigue expulsarlo. Por eso, los principales tratamientos suelen ser protectores gástricos o antihistamínicos para aquellos casos en los que se produzca una reacción alérgica. En ocasiones se puede llegar a realizar una endoscopia para la extracción del parásito, y si la inflamación intestinal es muy grave, el médico puede recetar un tratamiento farmacológico para bajar la inflamación y facilitar el tránsito.
A pesar de que esta larva puede encontrarse en muchos alimentos que provienen del mar, no hay que dejar de tomar pescado debido a la cantidad de beneficios y propiedades que aporta al organismo. Si es cierto que, en ocasiones, el especialista puede recomendar al paciente una dieta temporal sin pescado para probar una posible intolerancia a este tras haber sufrido anisakis. Pero por lo general, cualquier persona puede seguir consumiendo pescados, crustáceos y cefalópodos siempre que tome las precauciones debidas.
Consumir pescado previamente congelado y hacer lo propio con las preparaciones crudas que hacemos en casa son dos de las principales medidas para evitar un posible contagio de anisakis. Una buena cocción a la temperatura adecuada hará desaparecer a esa larva, que nos puede hacer pasar por unos dolores estomacales nada agradables. Así que no hay ningún problema en seguir tomando pescados, siempre que lo hagas con precaución y en el mercado te aseguren que está libre de parásitos.