Hemos pasado de no tener ninguna información sobre mascarillas a estar tan sobreexpuestos a ella que no sabemos hacer una buena criba. A día de hoy ya tenemos claro que, contra el coronavirus, es la barrera de protección más efectiva junto a la higiene y a la distancia de seguridad. Sin embargo, ahora que ya estamos acostumbrados a llevarla puede que tengamos la tentación de que la estética cobre más importancia que la protección. Por eso queremos sintetizarte en un solo artículo todo lo que sabemos de las mascarillas de tela por el momento para que lo tengas en cuenta a la hora de utilizarlas y evitar cualquier riesgo.
Cuando comenzaron a fabricarse cualquiera las hacía. Sin embargo, su eficacia quedaba en entredicho. El tipo de tela que se empleaba, los filtros... las variables eran tan grandes que el Ministerio de Sanidad creó una homologación específica para ellas. Solo las que la cumplen se pueden considerar seguras al 100%. La clave está en el etiquetado. Al comprarlas debes fijarte que incluyan la referencia UNE 0065:2020
Además, la mascarilla debe ofrecer también otra serie de datos: el nombre del fabricante, la talla y rango de edad, las instrucciones de mantenimiento, las instrucciones de colocación y una advertencia de que no se trata de un producto sanitario. Con todo esto, podemos estar seguros de su eficacia siempre y cuando se respete el número de lavados máximo. Es importante saber que si se trata de una mascarilla homologada tiene suficiente capacidad de filtración por sí misma y no requiere filtro.
Desde Sanidad nos explican que hay varias fórmulas para lavar correctamente estas barreras de protección y que seguirlas es la única forma de garantizar su eficiencia. Por un lado, se pueden meter en la lavadora en un programa de más de media hora y a muna temperatura de 60 grados como mínimo. En cuanto al detergente, cuanto más suave sea mejor para evitar cualquier tipo de irritación cutánea.
La otra opción es sumergirlas en una dilución de lejía 1:50 con agua tibia durante 30 minutos. Después es importante lavarlas con agua y jabón y aclararlas bien para eliminar cualquier resto de producto en ella. Para conseguir esta proporción, puedes echar 20 mililitros de lejía en una botella de un litro y luego rellenar con agua hasta arriba. Si la mascarilla no se lava correctamente puede acumular una gran cantidad de gérmenes que se convertirán en el vehículo transmisor de otras infecciones. Es más, se puede quedar depositado incluso el propio Sars-Cov-2 y otras bacterias que provocan problemas respiratorios como neumonía.
La capacidad de filtrado de la tela con la que se elaboran estas mascarillas se va perdiendo según se lava y por eso es tan importante que los fabricantes incluyan esta información en el embalaje. Si se trata de mascarillas de tela no homologadas, como las que se pueden encontrar en algunos establecimientos es importante que el vendedor ofrezca esta información al igual que el número de lavados que aceptan los filtros si es que los incluyen.
No obstante, como una medida de estandarización, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha solicitado que la próxima normativa, en la que ya está trabajando el Ministerios, fije, en base a criterios técnicos, un número máximo y se prohíban aquellas que anuncien una cifra exagerada de lavados.
No debemos olvidar de que las mascarillas de tela se incluyen dentro de la categoría de mascarillas higiénicas reutilizables y que, como tales, no se deben utilizar más de cuatro horas entre lavado y lavado. Pasado ese tiempo la protección puede ser insuficiente y suponer un peligro para el que la lleva.
También es importante recordar que si la mascarilla se humedece o se deteriora, se recomienda sustituirla por otra rápidamente y nunca esperar a que seque con ella puesta. Lo mismo ocurre si se moja un día de lluvia. "Debe lavar se inmediato porque desde el momento en el que el agua entra en contacto con ella su capacidad de filtración se ve deteriorada”, nos explica la farmacéutica titular de Farmacia Alameda, Carlota Martín – Maestro.
Como hemos explicado anteriormente, las mascarillas de tela son barreras de protección higiénicas y evitan que las gotículas de saliva que desprendemos al hablar se queden en el ambiente, es decir, que previenen que la gente de nuestro alrededor se contagie, pero no nos protegen a nosotros, por lo tanto, solo son útiles si todo el mundo la lleva puesta. Es la forma de evitar que el virus se expanda.
Las únicas que nos protegen a nosotros son las FPP2 porque filtran el aire que se exhala pro también el que se inhala, evitando así la entrada del Sars-Cov.2. Sin embargo, Sanidad solo recomienda estas para el personal sanitario. Por otro lado, es muy importante que busques la efectividad de la mascarilla que llevas puesta y no la compres sin información, dejándote llevar por una cuestión puramente estética.
Otro de los problemas que surge del uso de mascarillas es la forma en la que la guardamos. Si cuando nos la quitamos la dejamos encima de la mesa, dentro del bolso o en cualquier bolsillo es muy probable que esta se ensucie tanto exterior como interiormente y que pierda su utilidad.
Por eso los expertos recomiendan guardarla en una funda, que se puede encontrar en una gran cantidad de establecimientos como farmacias y supermercados, o en su defecto, en un sobre de papel, y nunca de plástico, para evitar los hongos que pueden crecer dentro de ella.
Galicia y País Vasco ya han prohibido que este tipo de mascarillas se utilicen dentro de centros sanitarios, algunos puntos de Valencia también y enfermeras y médicos solicitan que esta medida se implante de forma general. Explican se trata de un tema de seguridad ya que el personal no tiene forma de comprobar que la barrera de protección cumple los requisitos mínimos, es decir que esté homologada, o que haya sido lavada correctamente. Como hemos dicho, sin estos dos puntos, su eficacia queda en entredicho.
El filtro solo es necesario en aquellas mascarillas de tela que no están homologadas, es decir, que están realizadas con material textil que no sea filtrante en sí mismo. No obstante, como muchas de las que se encuentran en el mercado no cumplen con la normativa, sí deben incluirlo para convertirlas en un producto seguro.
A la hora de adquirirlas es muy importante que se nos informe del tipo de filtro que incluye, cuál es su duración y qué número de lavados acepta. No obstante, nosotros te recomendamos que siempre busques las mascarillas cuya seguridad está garantizada con la referencia UNE0065:2020.
Finalmente, el IVA de las mascarillas baja del 21 al 4%. Así lo ha comunicado la ministra de Hacienda, María Jesús Montero después de que organizaciones y profesionales exigieran esta rebaja fiscal. Sin embargo, esta solo es aplicable a las mascarillas de un solo uso, es decir, a las higiénicas desechables, pero no a las reutilizables. Lo mismo ocurre con las mascarillas con válvula, que ya están prohibidas en varios territorios de España, por proteger únicamente al portador, pero no al resto de personas de su alrededor.
Pese a que la bajada del IVA ha sido aplaudida, la OCU considera necesario eximir de IVA a este producto, como ha ocurrido en otros países europeos y que se repartan de forma gratuita al 10% de familias cuyos ingresos no les alcanzan para comprarlas de forma regular.
El Ministerio de Consumo ya ha anunciado que está trabajando en una nueva normativa que amplíe los requisitos de etiquetado de esta barrera de protección, incidiendo sobre la veracidad de las características sobre lavados y pérdida de eficacia. Asimismo, quiere prohibir los signos, anagramas o inscripciones que puedan dar lugar a engaño sobre el tipo de mascarilla que se está adquiriendo.
De la misma manera, busca regular, dentro de este nuevo documento, la información sobre los filtros que se venden de forma independiente y que ahora mismo carecen de una normativa específica, para sancionar a aquellos fabricantes que no cumplan con la normativa.