En España se realizan unas 450.000 operaciones de cataratas al año. Somos referencia a nivel internacional en cirugía oftalmológica, tanto en aparatología como en lentes intraoculares, pero bien es sabido que, en caso de tener que aligerar las largas listas de espera, se doblan los turnos en este tipo de intervenciones para intentar evitar que vayan a mucho peor. Se trata de una cirugía sencilla, pero podría ser innecesaria en cuestión de meses (aunque no en todos los casos). Un nuevo estudio, probado en roedores, abre la puerta a la posibilidad de poder tratar esta afección con medicamentos, olvidándonos de los quirófanos. Te lo contamos.
Un equipo de científicos liderado por Usha Andley, del Departamento de Oftalmología y Ciencias Visuales de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington ha desarrollado y probado, de momento en ratones, un compuesto derivado del colesterol que podría mejorar la catarata. Llamado VP1-001 y aplicado tres veces por semana durante medio mes, los animales mejoraron la refracción del ojo y notaron una mejora notable en seis de cada diez caso. También, redujeron la opacidad en el 46% de los casos.
"Es la primera investigación de este tipo en el mundo y los resultados son extremadamente positivos", explicaba Barbara Pierscionek, una de las autoras y vicedecana de la Facultad de Salud, Educación y Cuidado Social de la Universidad Anglia Ruskin, en Reino Unido. Sin embargo, "las mejoras ocurrieron en algunos tipos de cataratas, pero no en todas, indicando que puede ser un tratamiento para cataratas específicas. Esto sugiere distinciones que pueden necesitar realizarse entre tipos de cataratas a la hora de desarrollar estas medicaciones".
Hasta ahora, el procedimiento pasa por anestesiar el ojo con unas gotas, realizar una incisión en la córnea y disolver la catarata gracias a ultrasonidos. Los fragmentos son posteriormente aspirados fuera del ojo y en el lugar del cristalino se coloca una lente intraocular que suele estar graduada para corregir los problemas visuales del paciente.
Cada año suelen salir estudios con tratamientos que lo que hacen es impedir el avance de esta afección, pero no que consigan reducirla o incluso eliminarla, como en este caso. Esto supone un gran avance sobre todo para aquellos pacientes a los que no se les pueda intervenir porque las listas de espera son demasiado largas, ahora mismo, de media, son de 73 días.