El Instagram de Juliette Binoche es bien elocuente. La actriz francesa, posiblemente cansada del gris invierno parisino, aconseja exponerse a la luz al menos 30 minutos al día. Y nos alerta: "si trabajas o vives en un lugar oscuro, invierte en una lámpara. ¡La luminoterapia funciona!". Hablamos con una dermatóloga para que nos explique mejor qué es, cómo funciona y los beneficios para la salud.
La luminoterapia o fototerapia es una forma de tratar el trastorno afectivo estacional y algunas otras enfermedades mediante la exposición a la luz artificial. El trastorno afectivo estacional es un tipo de depresión que se produce generalmente en otoño o invierno, con el cambio de estación. La técnica es sencilla: hay que exponerse a la lámpara de fototerapia, que emite una luz brillante similar a la luz natural exterior. Durante la exposición se activan las sustancias químicas del cerebro vinculadas al estado de ánimo y al sueño, y en consecuencia alivia los síntomas del trastorno afectivo estacional.
Además de esta dolencia, hay otras patologías en las que la luminoterapia es muy adecuada. Como explica en su web el doctor Álex Ferré, especialista en trastornos del sueño del Hospital Vall d'Hebron, "si queremos aumentar la efectividad de los antidepresivos o la psicoterapia, evitar la ingesta de estos fármacos durante el embarazo o la lactancia, la fototerapia puede ser una opción útil. Pero, además, los últimos estudios muestran su efectividad en otras patologías como la depresión común, el jet-lag o desfase horario, los trastornos del sueño (en especial las adaptaciones a un horario laboral nocturno) y la demencia, y, en concreto, la enfermedad de alzheimer".
Sin embargo, la fototerapia que se utiliza para tratar enfermedades de la piel, como la psoriasis, es diferente del tipo de fototerapia que se utiliza para los trastornos anteriores. La luminoterapia que se prescribe en dermatología utiliza una lámpara que emite luz ultravioleta, un tipo de energía que debe filtrarse en cajas de fototerapia porque puede dañar los ojos y la piel.
La fototerapia es bien conocida en medicina general. Para corregir el tono icterícico (amarillento) de los recién nacidos es habitual situarlos debajo de una lámpara nada más nacer. La luz solar tiene, además, un efecto antirraquítico: favorece la producción de vitamina D, necesaria para absorber el calcio y el fósforo y fortalecer los huesos. No es necesario tomar el sol en exceso, ya que una pequeña cantidad de vitamina D es suficiente. También tiene un efecto beneficioso sobre la osteoporosis y posee un potente efecto antianémico, al aumentar la síntesis de leucocitos, hematíes y plaquetas de la sangre.
¿Todos estos beneficios se san también en las lámparas utilizadas en fototerapia? "Sí, las lámparas de banda ancha, que son las que se usan en esta terapia, tienen un efecto positivo para algunos procesos inflamatorios y para dolencias que crean un prurito intenso, como la psoriasis, alopecia aerata, algunas infecciones por hongos o vitíligo", afirma la doctora Concetta D´Alessandro, dermatóloga del Instituto de Dermatología Integral.
Sobre el uso de fotoprotección, esta experta no lo considera necesario pero sí advierte: "estos pacientes se someten durante poco tiempo a terapias específicas que no van a dañar otra parte de la piel. Tiene una longitud de onda totalmente inocua para la piel sana siempre y cuando se use con los estándares establecidos. El paciente tiene que proteger ojos y mucosa, pero no fotoprotector".
Básicamente se trata de la exposición a una luz blanca brillante (espectro total) con una intensidad de 10.000 lux o superior durante 30 minutos al día un periodo mínimo de dos semanas.
"La luz es el sincronizador más potente de los ritmos biológicos y es necesaria para el adecuado funcionamiento del sistema circadiano. La luz es captada por la retina transformándose en impulsos nerviosos. Éstos son conducidos al reloj interno (núcleo supraquiasmático), poniéndolo en hora. Desde aquí se transmite la señal a la glándula pineal, donde se regula la liberación nocturna de melatonina siguiendo un ritmo circadiano. Esta hormona, junto con el NSQ, es la encargada de regular los ritmos biológicos de temperatura, sueño-vigilia, y de actividad motora, entre otros", explica Álex Ferré. Para el ajuste del reloj es necesaria una exposición a luz brillante, al levantarse, de no menos de 30 minutos al día, a la misma hora.
La fototerapia es segura en líneas generales y apenas produce efectos secundarios. Cuando ocurren, los más habituales son fatiga ocular, dolor de cabeza, náuseas, irritabilidad o nerviosismo o euforia e hiperactividad asociadas con trastornos bipolares. Estos efectos suelen remitir por sí solos en pocos días; en caso contrario, el médico dará las pautas para optimizar las sesiones.
En cualquier caso, fototerapia está contraindicada si padeces una enfermedad que hace que tu piel sea especialmente sensible a la luz, por ejemplo lupus eritematoso sistémico, tomas medicamentos que aumentan la sensibilidad a la luz del sol, como ciertos antibióticos, antiinflamatorios o el suplemento a base de hierbas conocido como hierba de San Juan, o padeces una enfermedad ocular que hace que tus ojos sean vulnerables a la luz
Generalmente, la mayoría de las personas con trastorno afectivo estacional comienzan el tratamiento con fototerapia a principios del otoño, cuando suele empezar a estar nublado en muchas regiones del país. Por lo general, el tratamiento continúa hasta la primavera, cuando la luz exterior ya es suficiente para mantener un buen estado de ánimo y niveles de energía más altos.
Durante las sesiones de fototerapia, es necesario estar cerca de la lámpara, de manera que la luz entre en los ojos de manera indirecta. Si lo hiciéramos directamente, tendríamos un importante daño ocular. En cualquier caso, lo importante es que entre por los ojos, ya que, como indicamos, los ojos convierten la luz en impulsos nerviosos necesarios para controlar nuestros ritmos circadianos.
La fototerapia requiere tiempo y constancia. Conseguir una no es difícil, a partir de 60 euros puedes adquirir una lámpara de fototerapia con todas las garantías. Someterse a la terapia no requiere mayor complejidad y permite continuar con otras ocupaciones. Lo que sí es esencial es no excederse de los 30 minutos recomendados.
La eficacia de la fototerapia es óptima cuando se practica en el momento adecuado, con la intensidad correcta y con una duración mínima.
La intensidad de la lámpara para el trastorno afectivo estacional es una lámpara de 10.000 lux a una distancia de unos 40 a 60 centímetros de la cara.
Respecto a la duración, con una lámpara de 10.000 lux, la fototerapia habitualmente implica sesiones diarias de unos 20 a 30 minutos. Pero con una lámpara de menor intensidad, por ejemplo una de 2.500 lux, serán necesarias sesiones más prolongadas. Por último, para la mayoría de las personas, la fototerapia es más efectiva cuando se realiza por la mañana temprano, el momento de activar la energía para todo el día. El médico podrá ayudarnos a establecer qué cronograma de fototerapia se adapta mejor a cada caso.
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