La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido de una nueva alerta sanitaria: un brote de hepatitis infantil de origen desconocido en Reino Unido, donde se han atendido a más de 70 niños. En España, ya se han diagnosticado tres casos en Madrid, Aragón y Castilla-La Mancha.
Se trata de un brote de hepatitis que ha sorprendido por su virulencia y por la edad de los afectados, todos niños menores de 10 años. Te contamos cómo cursa la enfermedad y a qué síntomas hay que estar atentos.
Según la Clínica Mayo, la hepatitis es una enfermedad que cursa con la inflamación del hígado. El contagio se produce básicamente por la infección de un virus, aunque el consumo excesivo de alcohol, algunos tóxicos y algunos medicamentos también son capaces de desencadenar la patología.
Cuando aparece de forma repentina, sin causa aparente, se conoce como hepatitis aguda de origen desconocido. Cuando no está relacionada con la ingesta accidental de un producto tóxico, lo habitual es que tenga origen vírico. Los virus conocidos que lo originan son A, B, C, D y E, lo que da el nombre al tipo de hepatitis que se padezca.
El brote detectado en el Reino Unido que ha puesto en alerta a Europa no está relacionado con ninguno de ellos. No se trata de la primera vez que ocurre algo así, aunque los casos en niños eran infrecuentes.
Los síntomas frecuentes son vómitos, dolor abdominal, fiebre y malestar general. Sin embargo, el síntoma más llamativo es la ictericia, la coloración amarillenta de la piel y de los ojos.
Además, la enfermedad incluye otros síntomas típicos de una infección viral: dolores musculares y articulares, síntomas catarrales e inflamación de los ganglios.
Los expertos aseguran que esta hepatitis pediátrica es excepcional. Sin embargo, hay señales que nos pueden alertar. Por ejemplo, si el niño tiene dolor abdominal, vomita repetidamente y tiene amarillenta la piel o los ojos hay que llevarlo al médico cuanto antes para descartar o confirmar que es hepatitis y no cualquier otra infección vírica, como el adenovirus.
El virus se transmite por contacto o por vía sanguínea. Lo más importante es evitar los encuentros sociales y aumentar la higiene lavándonos muy bien las manos y cubrirnos con la parte interior del codo si tosemos. La hepatitis A y la hepatitis E suele transmitirse a través del contacto con alimentos o agua contaminados con las heces de una persona infectada.
Podemos también contagiarnos de hepatitis E si ingerimos carne de cerdo o de caza y mariscos poco cocinada. La hepatitis B, C y D se transmite a través de la sangre. La B y D, por su parte, también se expande con los fluidos corporales, básicamente a través de las relaciones sexuales.
El tipo de hepatitis y su gravedad van a determinar su tratamiento. Hay fármacos muy eficaces contra la hepatitis C y vacunas que previenen la A y la B. Para las hepatitis de origen desconocido solo se proporciona una terapia de soporte, pero no hay un tratamiento específico. En función de los daños, se aplica un tipo u otro de tratamiento. Si hay problemas de coagulación, es necesario aportar plasma. En casos graves, puede haber un daño hepático que puede precisar el trasplante de hígado, algo que habría que hacer inmediatamente, por lo que es necesario diagnosticar muy rápidamente la enfermedad y su nivel de gravedad.