La viróloga madrileña Margarita del Val se ha convertido en un faro en estos tiempos que ella denomina como "los años de la pandemia". Compagina su labor científica en el CSIC con la de divulgación, bajando a tierra para todos los ciudadanos conceptos y solucionando dudas mientras lidiamos contra el virus. En este segundo mes de campaña de vacunación en España, la viróloga ha participado con una conferencia online enmarcada en el ciclo Retos para el Futuro, que organiza la Fundación Ibercaja. Ahí ha respondido a las preguntas de los asistentes virtuales. Dudas comunes que rescatamos para que te ayuden a aclararte a ti también.
Esta cuestión del punto ciego se ha convertido en una de las dudas recurrentes tras iniciarse las campañas de vacunación. Con organismos como la OMS haciendo un llamamiento a no relajarse con el resto de medidas preventivas (mascarilla, higiene de manos, etc.) aún vacunados o habiendo pasado la enfermedad, pues aún no hay investigaciones suficientes como para determinar si se puede seguir transmitiendo el virus en estas circunstancias.
Esto respondía Margarita del Val: "Habría dos maneras de distinguirlo. La primera sería con un ensayo o investigación a un grupo de vacunados a los que se les siguiera semanalmente con PCR o test de antígenos. Se infectarán muy poquitos probablemente, pero es un proceso muy costoso y trabajoso ese seguimiento para ver si alguno da positivo. Y la siguiente forma sería que al hacer un rastreo por contagio no se descarte nunca en ese proceso que la persona vacunada o que ya pasó la enfermedad ha podido ser quien haya traído el virus a casa, igual que no se descarta a un asintomático o a un niño que no presente síntomas".
¿Hay alguna limitación o prescripción inicial en estos casos? ¿Deben vacunarse? "Estamos hablando en este caso de personas que comparten dos circunstancias particulares. Una: fueron excluidos de los ensayos clínicos para protegerlos porque no se sabía si iban a tener reacciones secundarias las personas con el sistema inmunitario más debilitado. Pero precisamente por esta circunstancia son quienes más se beneficiarían de una protección extra conferida por la vacuna. Lo que se está haciendo en estos casos es que dependiendo del riesgo que tengan y viéndolo junto a su médico, decidir si se puede pautar la vacuna en un momento en el que no esté tan inmunosuprimido el sistema inmunitario, de manera que la reacción sea lo más potente posible".
"Se puede pautar, por ejemplo, cuando no se está teniendo un brote activo de la enfermedad autoinmune. Cuando se hace descanso de un tratamiento inmunosupresor, para que la estimulación por la vacuna sea más potente. Antes de empezar un tratamiento de quimioterapia en el caso de un cáncer, para que al menos se acumulen anticuerpos que permanezcan en el torrente sanguíneo. O cuando se ha acabado la quimioterapia y se ha recuperado el daño al sistema inmunitario, y mientras tanto combinarlo con medidas de contención. Se irá teniendo más información pero la recomendación es hablarlo en cada caso con el médico que le lleve el tratamiento y conoce el historial".
La vacuna desarrollada en Oxford no se inoculará en España a personas mayores de 55 años. La viróloga ha subrayado al respecto que no se trata de una cuestión de menor eficacia, sino de muestras suficientes en los ensayos clínicos que puedan resultar concluyentes. "Personas menores de 65 años con enfermedades crónicas acompañadas de un riesgo importante para el coronavirus también hay muchas. Vacunar a esa población y no entrar en competencia con quitarles vacunas a las personas de mayor edad es una ventaja de estas vacunas [las de AstraZeneca] y hay que contar con ellas", asegura del Val.
"Además, nos está demostrando en tiempo real cómo funciona el rigor de basarnos en la evidencia científica. Si todavía no hay evidencia de que proporcionen protección en los mayores, pues vamos a retrasar el uso en los mayores. No es que sean menos eficaces, es que hay menos evidencia porque a la hora de hacer los ensayos reclutaron a pocas voluntarios de esa edad y los que reclutaron los reclutaron más tarde. La eficacia se traduce en que habrá más personas con síntomas leves, pero eso no es un problema".
¿Existe la posibilidad de que empeoren los efectos secundarios? "Las personas que ya han pasado la infección se pueden vacunar con tranquilidad. En los ensayos, aunque se intentó no incluir a personas que ya hubieran pasado la covid-19, se incluyeron a unos cuantos. Estas personas no tienen ninguna reacción adversa adicional que se haya detectado en los ensayos clínicos. A lo mejor cuando se vacunen más personas que hayan pasado la enfermedad antes se puede ver algo infrecuente, no lo descarto, pero se pueden vacunar igual.
No tienen ningún efecto adverso adicional y además se benefician también de la vacunación. La infección natural da una cierta inmunidad, bastante buena. Igual que las vacunas dan una cierta inmunidad bastante buena, y ambas combinadas dan todavía más inmunidad. Está claro que [quienes ya han pasado la infección] no son los que necesitan vacunarse en primera línea. De hecho, si esas personas se echan para atrás cuando le toque a los mayores de entre 70 y 75 y se ponen en cola, estaría bien. Pero no es algo que le vayamos a pedir a nadie porque cada uno puede necesitar una cierta seguridad".
A este respecto, la viróloga aclara que todo se ciñe al número de vacunas que se traigan a España. "Depende de cuántas dosis nos lleguen, porque se irán aplicando secuencialmente. Las personas en residencias son solo el 3% de la población mayor de 65 año", recuerda. "Dado que ya se han vacunado bastantes sanitarios, igual [los mayores de 80 que no están en centros sociosanitarios] entran en la siguiente hornada de vacunación, que puede ser en los dos próximos meses, marzo y abril aproximadamente, pero dependerá del número de vacunas que lleguen".