¿Es inexorable envejecer? Para una serie de científicos reunidos en torno a Laboratorio Altos, no. El nuevo emporio, que cuenta con un presupuesto inicial de unos 2.700 millones de euros, cree firmemente que el deterioro celular puede frenarse y para ello ha contratado en los últimos meses a algunos de los mejores científicos del mundo, incluidos cuatro ganadores del Premio Nobel. Detrás de Altos podría estar Jeff Bezos, fundador de Amazon, aunque hasta el momento no se ha confirmado.
Uno de los científicos que forman parte de este 'dream team' de la investigación es el español Juan Carlos Izpisua. Nacido en Hellín (Albacete) hace 61 años, dirigirá uno de los tres institutos de Altos, el ubicado en San Diego (California). Los otros dos centros se emplazarán en Cambridge (Reino Unido) y en San Francisco (Estados Unidos). "Nuestro interés es avanzar en esta área del conocimiento y abrir el campo de par en par, para que, con el tiempo, todo el mundo pueda beneficiarse", afirma el experto en El País.
Los otros fichajes de la empresa son igualmente 'galácticos'. La junta directiva incluye a la química Jennifer Doudna, ganadora del Nobel de Química de 2020; a la ingeniera Frances Arnold, Nobel de Química de 2018; y al virólogo David Baltimore, Nobel de Medicina de 1975. Shinya Yamanaka, científico Nobel de Medicina de 2012, es asesor de la nueva multinacional.
La empresa ha fichado también a Manuel Serrano y María Abad, científicos del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, en Madrid.
El objetivo de este nuevo emporio de investigación es prolongar los años que vivimos preservando la calidad de vida; en definitiva, hacer que las personas tengan una vida más saludable y revertir la enfermedad en pacientes de cualquier edad.
El planteamiento es novedoso porque hasta ahora se asumía que el envejecimiento iba de la mano de enfermedades sistémicas que terminaban con la vida. Desde esa perspectiva, el envejecimiento se veía como un proceso inexorable.
Ahora, el contexto es radicalmente distinto: si las enfermedades que nos hacen envejecer pueden detenerse, el envejecimiento también puede detenerse. Y cada vez se está más cerca de saber cómo.
Las células de un embrión humano durante los primeros días todavía son capaces de convertirse en cualquier tejido. Conforme van creciendo, se van especializando para crear los diferentes órganos del cuerpo. Yamanaka descubrió que en este proceso, aparentemente irreversible, podía intervenirse. En 2006 desarrolló una técnica para que las células adultas dieran marcha atrás hasta el estado embrionario.
El científico demostró en sus investigaciones que las células tienen la capacidad de rejuvenecer en el laboratorio gracias a la activación de cuatro genes que activan la producción de cuatro moléculas reprogramadoras conocidas como factores de Yamanaka.
Esta reprogramación celular será una de las grandes líneas de investigación en Altos, una línea que ya se avanzó en 2012, cuando Abad y Serrano lograron aplicar por primera vez la técnica de Yamanaka en animales en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, en Madrid. Aquella primera experiencia no fue exitosa, ya que la reprogramación provocó la aparición de tumores en los ratones.
En 2016, el equipo de Izpisua en el Instituto Salk (EE UU) venció al cáncer cuando activó los cuatro genes rejuvenecedores de manera intermitente, en vez de constante. Sus ratones vivieron un 30% más. Ahora Izpisua acaba de presentar sus últimos resultados en la revista especializada Nature Aging.
El experimento del equipo científico que lidera ha logrado activar de manera intermitente los cuatro genes en ratones sanos de mediana edad durante un periodo similar a 35 años humanos. Lo que se observa son efectos rejuvenecedores en distintas partes del cuerpo; entre ellos, los riñones y la piel. Según Izpisua, el objetivo de sus próximos experimentos es rejuvenecer a monos aumentando de manera intermitente los factores de Yamanaka con la tecnología del ARN mensajero, bien conocidas por las vacunas anti-covid.
Rejuvenecer y esquivar la enfermedad es una meta largamente acariciada por la ciencia. Cuidar los telómeros, los 'cordones' que protegen los genes para evitar su acortamiento, un evento ligado al desarrollo del cáncer, es una de líneas de investigación con la científica María Blasco al frente.
Activar la sirtuina es otra estrategia. Durante los últimos 25 años, los biólogos han demostrado que esta proteína puede frenar el envejecimiento en muchas especies de animales activando su producción mediante la restricción calórica; es decir, comiendo menos durante el día o ayunando de manera intermitente.
El propio Izpisua admite que las dietas bajas en calorías ejercen un efecto beneficioso para la salud. Este efecto positivo está relacionado con una disminución de la inflamación de los tejidos, algo habitual durante el envejecimiento. Por tanto, distinguir las moléculas que reducen la inflamación puede ayudar a crear medicamentos que repliquen las bondades de la restricción calórica, ralentizando e desarrollo de enfermedades y del envejecimiento celular.
¿Cuánto tiempo necesitamos para ver esta proeza? Para el científico, en 20 años habrá medicamentos y terapias que no solo traten los síntomas de que estamos enfermos o nos vamos haciendo mayores, sino que serán capaces de predecir patologías, prevenirlas y dar marcha atrás a nuestro reloj biológico.