Si William Shakespeare tuviera que hacer una versión actualizada de Hamlet, posiblemente no le pondría ante la disyuntiva de "¿ser o no ser?", sino ante la de "¿llevar mascarilla o no llevar mascarilla?". Esa es la cuestión hoy en día, en tiempos de coronavirus. ¿Es necesario llevarla siempre? ¿Protege más a la población de riesgo? ¿En qué casos está recomendada? ¿Son eficaces todo tipo de mascarillas?
La primera conclusión que se puede sacar de todo el embrollo de las mascarillas es, precisamente, que no hay conclusión. Cada estamento internacional, cada gran país afectado por el coronavirus, tiene una opinión distinta acerca del uso de las mascarillas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo dejó claro desde el primer momento en que el coronavirus se convirtió en pandemia. "Si está usted sano, solo necesita llevar mascarilla si atiende a alguien en quien se sospeche la infección por el 2019-nCoV". Es decir, para la OMS, salir a la calle con mascarilla para pasear al perro, ir a la farmacia o a comprar el pan, NO es necesario, siempre que se esté sano.
Para la Organización, se debería llevar mascarilla, además de si se está contagiado, "también si tiene tos o estornudos", advirtiendo de que las mascarillas "solo son eficaces si se combinan con el lavado frecuente de manos con una solución hidroalcohólica o con agua y jabón".
En España, el Ministerio de Sanidad, dirigido por Salvador Illa, está alineado con las directrices que marca la OMS y tampoco recomienda el uso generalizado de las mascarillas. Estas solo deben usarse por parte del personal que está en contacto directo (o podría estarlo) con personas contagiadas o por parte de aquellas personas que tienen síntomas y están aisladas o las que se encuentran en el hospital ingresadas.
En el país asiático recuperan la normalidad aparentemente dentro de los canales de información oficial que comparten con el mundo. Allí, cuando se confinó a la región entera de Huabei, el resto de regiones limítrofes enviaron cantidades ingentes de material sanitario, incluidas mascarillas de todo tipo de protección.
Ahora, con el país convertido en el epicentro de la producción mundial de mascarillas, las autoridades sanitarias, políticas y científicas contradicen a la OMS y recomiendan a toda la población el uso de mascarillas, tengan o no síntomas, precisamente porque han dirigido su foco hacia las personas asintomáticas pero que tienen el virus y pueden volverlo a expandir en cualquier momento sin darse cuenta.
En el país asiático ya era habitual el uso de mascarillas debido a los altos niveles de contaminación pero, después de la crisis del coronavirus, en las zonas más afectadas, aunque la cuarentena se va levantando poco a poco, llevar colocada una mascarilla es obligatorio para hacer vida social en el exterior.
En el país norteamericano el uso de mascarillas ha seguido también las directrices de la OMS. Hasta ahora. Según las últimas declaraciones de Robert Redfield, director del Centro de Prevención y Enfermedades, las autoridades sanitarias se estarían planteando la posibilidad de que toda la población tuviera que llevar mascarilla. Se basarían en los casos de personas asintomáticas o pre-sintomáticas, que también tienen capacidad de contagiar a personas de su alrededor aunque ellos no lo sepan.
El problema, en este caso, se produciría cuando Estados Unidos acaparara toda la producción de mascarillas el mercado chino. Con una población de casi 400 millones de personas, debería comprar miles de millones de mascarillas para proteger a su población, dejando al resto de países sin capacidad de suministrarse. Además, podría, por su poder económico, comprar este producto a un mayor precio que otros competidores, alterando así el mercado y poniendo vidas en juego.
Jose Antonio López Guerrero es profesor titular de microbiología de la Universidad Autónoma de Madrid y director del Departamento de Cultura Científica del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa. Para él sigue siendo válido el consejo de la OMS, pero "el problema es que si es cierto estudio del Imperial College que dice que 7 millones de españoles podríamos estar infectados sin saberlo, el virus estaría circulando libremente entre personas asintomáticas y cualquier persona con la que nos podemos cruzar por la calle, el supermercado o un transporte público, es susceptible de ser infecto-contagiosa, por lo que considero que si estamos en casa confinados sin síntomas y tenemos que bajar a la calle no veo mal bajar con mascarilla, porque no sabemos si somos contagiosos u otra persona lo es", nos explica.
Si hay alguna duda con el binomio mascarilla-persona joven, cuando hablamos de personas mayores con López Guerrero no hay ninguna duda. "Claramente las personas mayores si están en casa confinadas y son independientes no hace falta, pero cualquiera que tenga que ir a a la calle es una medida mínima de protección hacia ellos. La recomendaría para todos, incluso si sus hijos van a verles para llevarles comida, etc., que también lo lleven, porque el virus está circulando entre asintomáticos".
Esto en España. En China, en una entrevista con la revista Science, el 'Fernando Simón' del país asiático, George Gao, afirmaba tajantemente: "el gran error en Estados Unidos y Europa, en mi opinión, es que las personas no usan mascarillas. Este virus se transmite por gotitas y contacto cercano. Las gotas juegan un papel muy importante: tienes que usar una mascarilla, porque cuando hablas, siempre salen gotas de tu boca. Muchas personas tienen infecciones asintomáticas o presintomáticas. Si usan máscaras faciales, puede evitar que las gotas que transportan el virus escapen e infecten a otros".
Ante la falta de mascarillas para sanitarios y para la población general, han surgido muchas iniciativas para hacer mascarillas caseras, pero no hay consenso sobre si sirven o si no sirven.
Para López Guerrero, "lo ideal sería una mascarilla homologada, porque entre la opción de no llevar mascarilla y llevar una que eviten nuestros aerosoles siempre será una opción", indica, y precisa que, el problema añadido es "saber utilizarla bien, porque en el proceso de ponerla y quitarla, si se hace mal, se puede acabar infectado. Es mejor que no llevar ninguna pero siendo consciente del resto de medidas de seguridad: lavado de manos, distanciamiento, etc.".
Beatriz Nova, investigadora del CSIC, también afirmaba hace unos días a la Agencia SINC que no podían garantizar "al 100 % la eficacia de una mascarilla casera frente al virus. Sin embargo, sí son una barrera ya que los virus se pueden encontrar en aerosoles y en gotitas de saliva. Deberíamos usar siempre protección cuando estemos atendiendo a mayores o al ir a la compra, pero dejar las mascarillas buenas para los que más lo necesitan".
Con este tipo de mascarillas de andar por casa, al final, se puede caer en un estado de falsa seguridad que haga bajar la guardia a aquel que la lleve, con el riesgo añadido de la manipulación de la misma.
Después de todo, no estamos hablando de un soliloquio como el de Hamlet y su dilema, sino de salud y de salvar vidas. Toca ser prudente y usar el sentido común.
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