Siguiendo el sendero de otros países, desde el día 20 la mascarilla. Una medida aplaudida por muchos que consideran la necesidad de aprender a convivir con el virus y empezar a confiar más en la responsabilidad individual. Sin embargo, no debemos olvidar que el coronavirus no ha desaparecido y que puede haber futuras olas que vuelvan a poner en jaque a la población, especialmente a los mayores y a los colectivos más vulnerables. En este sentido, la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) ha lanzado una serie de recomendaciones para la población. Te contamos cuáles son y preguntamos a expertos cuál es la mejor fórmula para esquivar el virus en la edad madura. ¿Mascarillas sí o no?
La última medida restrictiva vigente en España contra la COVID-19 es la obligatoriedad de llevar mascarilla en interiores, sin embargo, no durará muchos días. Ante esta nueva realidad, desde la SEPAR recomiendan "mantener la prudencia por la permanencia del riesgo epidemiológico elevado y la posibilidad de desarrollo de nuevas cepas", sobre todo después de Semana Santa que se espera un gran número de aglomeraciones, y que todos aquellos que tengan síntomas respiratorios "mantengan de forma obligatoria la mascarilla", algo que también recalca el virólogo Estanislao Nistal. "Todas las personas que tengan infecciones respiratorias, especialmente en los casos de gripe y SARS-CoV-2 deberían de protegerse con mascarilla. En los momentos en los que la circulación de estos virus respiratorios sea alta, se debería de tener algunas precauciones con las personas de más riesgo".
Si hablamos de mayores de 60 años y enfermos crónicos, todos los expertos coinciden: "deberían mantenerla en interiores". Aunque seguirá siendo de carácter obligatorio en hospitales, residencias y transportes públicos, desde la SEPAR nos alertan también de la necesidad de llevarla en lugares mal ventilados. "En espacios muy cerrados y con poca ventilación, o espacios de riesgo de contagio como centros de salud en los que se pueden confundir el coronavirus con síntomas de alegría o pseudogripales, es muy importante mantenerla", afirma el inmunólogo.
La eliminación de la obligatoriedad de llevar mascarillas en espacios interiores es un paso más hacia la asimilación de la circulación libre y la imposibilidad de eliminar el SARS-CoV-2. "La mayor parte de la sociedad tiene inmunidad frente al virus y en la mayor parte de los casos esta va a ser suficiente para que la infección no sea grave. Sin embargo, esto significa que para algunos casos la infección por el virus puede ser grave", nos explica el virólogo.
Ahí es precisamente donde entra el juego el concepto vulnerabilidad que depende de varios factores y que pueden condicionar el comportamiento de nuestro sistema inmune frente a una infección. "Actores como la edad, la diabetes, tener algún tratamiento inmunosupresor, estar embarazadas, enfermedades cardiovasculares, pueden hacernos más vulnerables a las a padecer COVID, aunque también otras enfermedades como por ejemplo la gripe. Si con la pandemia hemos aprendido la lección, es posible que, en el futuro, podamos tener hábitos que reduzcan las infecciones de los virus de transmisión aérea”, recomienda Nistal.
"Tampoco debemos olvidarnos de los pacientes con patología cardiopulmonar, pacientes con varias enfermedades a la vez, pacientes oncológicos y con ámbitos en los que contactan con muchas personas a diario como pueden ser todos aquellos que trabajan en atención al cliente", añade Padure.
La concienciación sobre el uso de medidas de protección en caso de estar infectados es el nuevo reto al que se enfrentan dirigentes y sanitarios. Es fundamental entender que, viniendo de las situaciones que hemos vivido, la responsabilidad individual va a ser clave para seguir con la pandemia bajo control.
"Cuando estamos infectados, deberíamos de ser conscientes de que no tanto nosotros, sino otras personas, en la cadena de contagio, lo pueden pasar mal y por responsabilidad tratar de minimizar nuestra interacción con otras personas y llevar mascarilla si esas interacciones son inevitables. No es ético no hacer nada sabiendo que estoy infectado", advierte Nistal.