En España más de 700.000 personas con enfermedades crónicas toman medicamentos dispensados en las farmacias de los hospitales. Hasta ahora se recogían allí, pero con la pandemia de coronavirus no es aconsejable que se acerquen a los hospitales. Es el caso de Alba (47), con una enfermedad autoinmune, que cada mes acudía al 12 de Octubre de Madrid a por Humira, un fármaco que le deja inmunosuprimida para evitar el dolor. Ahora necesita de nuevo el medicamento, pero no sabe cómo hacerse con él. También le pasa María García, que a sus 89 años recogía en el Clínico de Madrid Mimpara, un fármaco para la insuficiencia hepática. ¿Qué deben hacer? ¿Lo mandan a las farmacias de barrio o no?
Alba y María comenzaban a estar agobiadas. Se acercaba la nueva fecha para la nueva dosis de su medicación, los hospitales estaban desbordados por el coronavirus y ellas eran población de riesgo, así que acercarse al foco del problema no parecía la solución más idónea. El respiro para ambas pareció venir hace unos días, cuando la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, anunció en Twitter que: "A partir de mañana, todos los pacientes madrileños que necesiten coger su medicación en hospitales pueden hacerlo en su farmacia". El tuit lo recogió la Agencia Europa Press en una nota que publicaron varios medios y la confusión de agudizó.
"Llamé a mi farmacia a informarme, pero me dijeron que no sabían nada de eso. Que llamarían al Colegio de Farmaceúticos y me volverían a llamar. Llamé a varias farmacias más y la respuesta fue la misma: 'A nosotros no nos han informado de nada de eso'. Dicen que puedo recoger la medicación que cada mes me dan en el hospital en mi farmacia, pero no es así", cuenta Ana. Enterados del caso, en Uppers decidimos investigar quién dice qué en esta situación excepcional.
Todo empezó el 13 de marzo, cuando el Consejo General de Farmacéuticos, que representa a las farmacias de barrio de toda España, remitió al Ministerio de Sanidad una propuesta para que las farmacias de calle pudieran dispensar los medicamentos hospitalarios mientras dure la epidemia, y así evitar a los pacientes acercarse a los hospitales.
El Ministerio respondió diciendo que eso era competencia de las Comunidades Autónomas. Entonces, el Colegio de Farmacéuticos de Madrid se dirigió a la Comunidad de Madrid con la propuesta, a quien le pareció buena idea, y la presidenta lazó un tuit dando por hecha la medida, sin contar con los farmacéuticos hospitalarios y provocando la confusión entre los responsables de cada farmacia de barrio y los ciudadanos.
Parece que se dio por hecho que era factible llevarla a cabo sin contar con los responsables del asunto, esto es, los servicios de farmacia hospitalaria, que recibieron con sorpresa y cierto disgusto la iniciativa.
Para entender bien el embrollo es preciso explicar que los servicios de farmacia hospitalaria están atendidos por farmacéuticos de hospital que, además de aprobar su examen de Farmacia, han hecho una residencia de cuatro años en los hospitales y superado el FIR (el examen de Farmacéutico Interno Residente). Ellos son los responsables de la dispensación y seguimiento de los tratamientos prescritos en los hospitales.
Preguntados sobre este tema, desde el gabinete de presidencia de la Comunidad de Madrid se matiza ahora la información publicada por Díaz Ayuso. "A través de los Servicios de Farmacia Hospitalaria está garantizada la continuidad de los tratamientos de acuerdo con los procedimientos excepcionales establecidos al efecto. No obstante, no se descarta ninguna alternativa adicional, como la propuesta por el Colegio de Farmacéuticos de Madrid, pero siempre en coordinación con los servicios de farmacia hospitalaria", explican desde Presidencia de la CAM.
Es decir, son los servicios de farmacia hospitalaria los que tienen la última palabra. Y al parecer no están por la labor de hacer las entregas en las farmacias de barrio "por la seguridad de los pacientes", tal y como insisten en explicar.
De hecho, desde el Colegio de Farmacéuticos de Madrid explican que "el ofrecimiento está ahí, pero por ahora no nos ha pedido ayuda ningún hospital. Deben estar organizando la distribución con sus propios medios".
"Los servicios de farmacia hospitalaria queremos que haya seguridad, que un paciente no se tome algo por error o que se tome un medicamento contraindicado. Nosotros tenemos acceso a la historia clínica de cada paciente y podemos asegurar el seguimiento y control. Podemos hacer el envío de los medicamentos a través de mensajería o con voluntarios. Por ejemplo, hay varios farmacéuticos especialistas que al acabar su turno van a casa del paciente a entregarle su medicamento, así hacemos el circuito completo", comentan desde la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria.
Para el doctor José Antonio Marcos, tesorero de la Sociedad y farmacéutico especialista del Hospital Virgen Macarena de Sevilla, "estamos poniendo en marcha procedimientos de telefarmacia en toda España que nos permiten contactar con los pacientes, revisar su medicación y prestar una atención farmacéutica individualizada. Una vez valorado cada caso, decidimos el tipo de envío que les hacemos a través de diversas modalidades asegurando así la trazabilidad, seguridad e individualización del tratamiento".
En realidad, la gran mayoría de hospitales están organizando sus envíos a la población de riesgo sin contar con las farmacias de barrio. Pero, al no haber precedentes de algo así, cada hospital se organiza a su modo y, en muchas ocasiones, a través de profesionales voluntarios del propio hospital, como es el caso de Fuenlabrada. "Estamos organizando los envíos en función de los pacientes. Si pueden venir al centro, hemos habilitado una zona en el aparcamiento y se lo acercamos allí. Si no, tenemos personal que ahora no puede trabajar, como fisioterapeutas o rehabilitadores voluntarios, que lo llevan a domicilio", explican desde el servicio de farmacia del hospital.
Si estás en esta situación y necesitas tu medicación, desde Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria recomiendan llamar a los servicios de farmacia de tu hospital de referencia y solicitar información concreta. Es lo que han hecho tanto Alba como María, que tras unas cuantas llamadas y muchos minutos al teléfono, lograron contactar con los servicios de farmacia de su hospital, y desde allí les han enviado los medicamentos a sus domicilios.