Isasaweis o cómo currarse estar bien: "La autoestima es tener la conciencia tranquila"

  • La influencer Isabel Llano publica un nuevo libro en el que desvela, a través de trucos y de la recomendación de distintos hábitos, los pilares que conducen a la felicidad

  • "Para sentirse bien es fundamental trabajar y ser constante en hacer bien tu trabajo, ser disciplinado"

  • "Todos estamos aquí para ser felices: el día que nos vayamos miraremos para atrás y nos sentiremos orgullosos de las relaciones que hayamos cultivado y de lo bien que nos sentíamos con nosotros mismos"

Isabel Llano desprende armonía. A la famosa Isasaweis se la ve tranquila y feliz. Pero su actitud no responde a la improvisación: la felicidad es el estado al que ha llegado después de trabajar durante años diferentes ámbitos de su vida, el personal, el profesional y el del estilo de vida, esos hábitos que tienen la capacidad de transformarnos, tanto para bien como para mal. De esta manera nace el nuevo libro de la blogera, titulado 'Come de todo, entrena conmigo y cambia tu vida' (Planeta), una propuesta para llevar a cabo en distintos ámbitos de la vida, desde la alimentación y las rutinas deportivas hasta cómo construir unas relaciones más satisfactorias. 

El título del libro vincula la nutrición y el ejercicio como herramientas para cambiar de vida. ¿Por qué te has fijado en ellas?

Son los pilares fundamentales que a mí me han servido para sentirme mejor. Son tres, realmente. Uno es la nutrición y cómo nos sentimos y cómo disfrutamos comiendo; otro es el deporte y el ejercicio físico, todo lo que implique movimiento, y el tercer pilar es cultivar el interior, cultivar las relaciones. Tiene que ver también con cómo te tomas la vida y tiene que ver con la actitud. Esos tres pilares son igual de importantes para tener una vida mejor.

Tú misma eres el ejemplo de lo que cuentas en el libro. ¿Cómo ha sido tu experiencia?

Este libro ha nacido precisamente de la idea de que el resultado se debe notar a todos los niveles. Mi experiencia ha sido buena, la gente me lo ve, pero no solo lo que se ve en el aspecto físico, sino en cómo me siento, cómo afronto las cosas y cómo me tomo los problemas. Supongo que eso también lo da la edad. La edad es el mejor maestro: te hace tomarte las cosas de otra forma, te hace aprender... Me gusta leer y aprender de la gente que sabe métodos, herramientas y técticas para organizarte mejor y buscar soluciones ante cualquier problema que se pueda tener. Todo eso, unido a que te sientes bien, te alimentas bien y te sientes fuerte es lo que conforma un cambio de vida.

En la actualidad, hay muchísima oferta de información nutricional. ¿Crees que es buena este exceso de oferta? ¿Es siempre fiable?

Sobre si es fiable, ya sabemos que no, básicamente porque puedes encontrar del mismo tema informaciones contradictorias. Si, por ejemplo, buscas información sobre la leche en internet vas a encontrar argumentarios enormes sobre que es buena o mala; alguno de ellos no va a ser verdad. Pero sí creo que es bueno que haya información. Luego, cada persona tendrá que analizar y elegir con cuál se queda. Muchas veces, en nutrición, las cosas no son blanco o negro. A algunas personas les funciona hacer unas cosas y a otras les funciona otras. Obviamente, dependiendo de qué fuente buscas, ya sabes si es una persona más sensata o más informada. Esto lo digo un poco con pinzas porque incluso en ese caso, a veces, hay informaciones contradictorias, pero, en general, cuanto más nos informemos, más argumentos tendremos para tener una opinión propia.

¿Cómo podemos sanar nuestra relación con la comida?

Hay mucha gente que tiene una relación sana con la comida, pero es verdad que si se está buscando una pérdida de peso o comer mejor, al margen de que la relación sea sana o no, se puede estar comiendo de más o alimentos que no son buenos. La relación sana con la comida va enfocada a si nos sentimos a gusto o no cuando comemos de más, si nos sentimos culpables. Hay algo que oigo mucho: "Hoy pequé". Siempre pienso: "¿Pecaste? ¿A quién mataste?". Creo que hay que dejar de tener esa relación con la comida y para eso es fundamental comer bien, porque eso evita la ansiedad de comer otro tipo de cosas, y hacer deporte. Arrastramos muchos tipos de dietas que van dejando mella y cuando dejas todo eso, incluida la sensación de culpabilidad, conviertes la comida en lo que es realmente: obtienes energía para poder afrontar el día y también para disfrutar, sobre todo en este país, donde somos tan disfrutones en torno a la mesa, como pasa en mi propia familia.

Con el ejercicio pasa algo parecido. En tu opinión, ¿cómo debemos empezar a hacer ejercicio para poder convertirlo en hábito?

Esta misma pregunta se la hago a mi yo de hace 15 años. Yo veía a la gente que hacía deporte y que le encantaba y no entendía cómo. Yo me apuntaba al gimnasio y me borraba diez meses después. Salía a correr y no conseguía acabar la carrera. Soy el ejemplo perfecto de la persona que no lograba hacer deporte.

¿Cuándo cambió eso?

Lo recuerdo perfectamente. Fue en una comida de Navidad de antiguos alumnos del cole. Unos amigos estaban diciendo que no iban a poder correr en la San Silvestre y yo no entendía que estuvieran tan desilusionados ni qué le veían a eso de correr. Pero cuando pasaron las Navidades pensé: "Algo hay aquí que yo me estoy perdiendo". Lo que hice fue ser constante y no abandonar. Y entonces llegó el click. Yo ya había hecho deporte muchas veces, pero cuando me aburría, al par de meses, lo dejaba. Esa vez decidí que iba a ser constante. Me apunté a un gimnasio, me compré un par de buenas zapatillas para correr, para que me diese remordimientos si las veía en el armario, y dije que iba entrenar por mis narices. Hubo días que no me apetecía nada ir al gimnasio, pero iba el tiempo que fuera, aunque solo fueran cinco minutos. Era mejor eso que no hacer nada. Hacía rutinas por m cuenta y, la verdad, me parecían un rollo, tenía que hacerlas oyendo música o escuchando algún podcast. De repente, un día me dio por apuntarme a clases dentro del gimnasio y ahí encontré mi click, que es lo que creo que tiene que encontrar la gente. Hay que hacer lo que a uno le guste y para eso tiene que probar distintas cosas y ponértelo fácil. En mi caso, la disciplina fue la vergüenza: si te metes en una clase en grupo no te puedes retirar a los diez minutos. Ahora estoy enganchada al deporte y me encanta. Si lo he conseguido yo, lo puede conseguir cualquiera.

¿Cuánto es de importante la autoestima en un proceso de cambio?

La autoestima se trabaja y se trabaja en muchas áreas. Todos nacemos con una buena autoestima, un niño pequeño no sabe qué es sentirse feo. A lo largo de los años, nos empieza a influir lo que nos dicen los demás, cómo te ves tú... Volver a recuperarla para sentirla como cuando eras niño implica muchas cosas: sentirte bien contigo o con lo que haces. Para mí, por ejemplo, es fundamental tener la conciencia tranquila. No sentirte culpable por nada es importante porque en el momento en que tienes mal concepto de algo que has hecho, tu autoestima no puede ser muy buena.Tratar bien a los demás, sentirte bien con cómo haces las cosas es importante desde el punto de vista ético. Pero también es importante sentirte válido, que haces las cosas bien, que te superas, que te pones metas y las consigues... Para eso es fundamental trabajar y ser constante en hacer bien tu trabajo, ser disciplinado. Por ejemplo, cuando hay que presentar un trabajo, puedes procrastinar y hacer una birria o machacar y hacer un trabajo del que te sientas orgulloso. Eso es autoestima en vena. Al final, es tener valores y estar alineados con ellos.

En tu libro despliegas un arcoíris en el que cada tramo de color es una faceta de la vida que debemos cultivar para ser felices. ¿Qué color o qué faceta es la más importante para ti?

No puedo elegir una. Precisamente he construido un arcoíris de la felicidad para pensar en qué áreas de la vida hay que trabajar para sentirse bien y alcanzar esa vida que todos queremos. Todos estamos aquí para ser felices. El día que nos vayamos miraremos para atrás y nadie pensará en cuántas ha trabajado y si ha sido un buen trabajador. Nos sentiremos orgullosos de las relaciones que hayamos cultivado y de lo bien que nos sentíamos con nosotros mismos.