Las bromas sobre la foto de Putin a caballo y sin camiseta fueron las protagonistas de la reunión del G7 que se celebró el pasado fin de semana en el castillo bávaro de Elmau, en el sur de Alemania. Tras un comentario de Johnson, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, sugirió que esperaran la foto oficial antes de desvestirse a lo que el británico añadió “tenemos que mostrarles nuestros pectorales”. La escena, replicada en medios de todo el mundo, ha vuelto a poner sobre la mesa el significado de posar con el torso al descubierto. Hablamos con la psicóloga Elena Morán para analizar los motivos psicológicos que llevan a los hombres a quitarse la camiseta como muestra de poder.
Con la llegada de las altas temperaturas los hombres sin camiseta se multiplican. Da igual cuál sea su edad o dónde vivan, si tienen un cuerpo trabajado, no quieren perder la oportunidad de mostrarlo. ¿Se sienten más hombres? ¿Buscan admiración? Moran asegura que existe una correlación clara: a mayor necesidad de exhibición, menor autoestima. “Hay un refrán que explica perfectamente este fenómeno: ‘dime de qué presumes y te diré de qué careces’. Cuando un hombre se quita la camiseta lo que busca es llamar la atención, como un pavo real cuando extiende sus plumas”, explica la psicóloga.
Se trata de una especie de ritual que deja entrever alguna carencia a nivel emocional que es suplida con entrenamiento físico. “Mostrar públicamente este cuidado excesivo lo que demuestra es que existe una baja autoestima y que se necesita de un refuerzo para llamar la atención de terceros”. El problema es, sin embargo, que esta fuente de autoestima no es sana ya que no se trata el problema en profundidad, desde la raíz y lo soluciona, sino que se esconde tras unos abdominales y unos cuantos piropos.
Este comportamiento está alimentado, también, por la testosterona y la necesidad de sentirse ‘un macho alfa’. Esa sensación de poder es precisamente otro reflejo de que hay algo a nivel afectivo que no funciona bien. Necesitas que continuamente te recuerden que estás fuerte o que eres poderoso, pero no significa nada más, ni que seas más válido ni que vayas a ser mejor o peor persona, ni siquiera que vayas a ser más o menos querido.
Además, en el siglo XXI y con el cambio de patrones que se ha producido, la imagen del hombre sudado sin camiseta ha dejado de significar, culturalmente, lo de antaño y puede empezar a generar incluso rechazo a una parte importante de la sociedad que considera que se trata de un acto machista y, en parte, fuera de lugar, dependiendo, claro, de la situación.