La felicidad. Esa sensación que todos buscamos y que, en ocasiones, impostamos en nuestro día a día para no dejar que, de cara a la galería, salgan a relucir otras emociones, más negativas, pero necesarias para todos y cada uno de nosotros. Sin embargo, la psicóloga con más de 20 años de experiencia Cristina Martínez deja claro en el título de su nuevo libro la importancia de la felicidad, 'Ser feliz es urgente' (Planeta). ¿Por qué es urgente ser feliz? ¿Qué factores no llevan a llegar a ese punto de felicidad que a veces vemos inalcanzable? La psicóloga nos lo explica.
¿Por qué es urgente ser feliz?
Ser feliz es urgente porque vivir es un regalo que en cualquier momento nos pueden quitar de las manos. Por eso es tan importante saber sacar verdadero jugo a la experiencia de vivir y no permitir que frustraciones, dificultades o problemas que están solo en nuestra cabeza nos resten en esta increíble experiencia que es la vida.
¿Qué crees que es la felicidad?
La felicidad hoy es un estado de ánimo global que se alcanza cuando uno siente plenitud en todas las parcelas de su vida, cuando uno siente que no desearía estar en la piel de otra persona ni tener la vida de otra persona, cuando uno alcanza el éxito en todas aquellas cosas que se propone, eso es la felicidad. Obviamente ser feliz no está reñido en absoluto con tener momentos puntuales de tristeza, angustia, preocupación o tener que lidiar con problemas. La felicidad está muy por encima de esas cosas del día a día.
¿Cuesta más o menos alcanzarla en la madurez?
Depende. Si tenemos en cuenta que a medida que vamos avanzando en nuestras vidas solemos ir acumulando triunfos y éxitos que nos empoderan y nos dan satisfacción, que en definitiva nos proporciona el sentimiento de felicidad, entonces podríamos presuponer que en la madurez es más fácil sentirse feliz. Pero esa felicidad está solamente reservada para aquellas personas que realmente consiguen lo que se proponen, y si lo consiguen no es por casualidad, es por el esfuerzo el trabajo y el empeño que le han puesto y que les ha llevado a lograrlo.
¿Hacemos demasiado caso al resto y no tanto a nosotros mismos?
Muchas personas viven más pendientes de lo que piensan los demás que de lo que piensan ellos mismos acerca de ellos mismos. Eso es un gran error porque terminan viviendo sus vidas en base a lo que lo que creen que los demás esperan de ellos. Tenemos que dirigir nuestras vidas en base a nuestras propias metas, a esos objetivos que sabemos que nos van a reportar bienestar porque son importantes para nosotros y no necesariamente para los demás.
¿De qué factores principales depende que una persona alcance la felicidad?
De que se conozca en profundidad, que tenga un gran dominio de sus emociones, que marque sus propios retos y metas y que trabaje incansablemente para conseguirlas, logrando así una gran autoestima y sentimientos de autoconfianza.
Hablas de poder escoger el estado de ánimo que mejor te venga, ¿cómo se logra llegar a tal punto?
Comprendiendo que no son las situaciones que vivimos las que generan nuestras emociones, sino las cosas que interpretamos acerca de las cosas que vivimos. Tener la capacidad de identificar nuestros pensamientos automáticos y detectar si estos son correctos o no es clave. En este sentido, cuando logras modificar tus pensamientos y tus interpretaciones a cerca de las cosas de un modo más funcional más racional y más adaptativo sin duda consigues modificar tus estados de ánimo.
¿Es malo pasar por estados de ánimo desagradables, como la rabia o el enfado?
En absoluto. Hay emociones desagradables que son absolutamente fundamentales porque tienen una gran función adaptativa. El miedo nos protege de potenciales peligros, la tristeza nos ayuda a reflexionar a cerca de lo que es importante para nosotros, el enfado nos permite saber cuáles son los límites que no estamos dispuestos a permitir que se traspasen, etc. Sin embargo, cuando estas emociones adaptativas se convierten en incontrolables y terminan dominando toda nuestra vida, es cuando se vuelven tóxicas y hay que aprender a gestionarlas.
¿Las emociones más agradables también pueden ser tóxicas?
Así es. Las emociones agradables también tienen capacidad de convertirse en tóxicas. Un claro ejemplo es la euforia, una emoción sumamente agradable, pero tremendamente disfuncional porque cuando una persona está bajo los efectos de la euforia actúa impulsivamente, dejándose llevar por el éxtasis.
¿Cómo podemos darnos cuenta de que algo no va bien?
Nuestras emociones nos darán las pistas adecuadas. Cuando experimentamos una y otra vez emociones desagradables es la pista de que algo malo está ocurriendo en nuestras vidas. Esa emoción lo que hace es obligarnos a prestar atención y actuar en consecuencia.
Das muchos consejos en el libro, ¿cuál crees imprescindible?
No me puedo quedar solo con uno. Es como pedirle a un psicólogo que se quede solamente con un consejo para sus terapias con sus pacientes. Todas las herramientas que forman parte de mi libro son necesarias y complementarias para alcanzar la máxima de ser feliz y de tener una vida acorde a las necesidades que cada uno tenga. En el libro he recogido todas las estrategias que vengo utilizando con mis pacientes en consulta desde hace 20 años para que sirva de guía para todas las personas que busquen ser más felices, tener mayor autoestima y gestionar adecuadamente sus emociones.