Estás a punto de coger las deseadas vacaciones. Eres la envidia de los que han vuelto. Y, sin embargo, con toda franqueza, te da igual irte que no. Los expertos llaman a esto ‘cansancio estacional’ y no es un concepto teórico, sino una realidad palpable. Un estudio realizado por la aseguradora Cigna en el que se destaca que un 40% de la población española está experimentando por estas fechas un agotamiento mayor al habitual, incapaces de relajarse y recargar energía.
Este cansancio genérico se debe a factores como la falta de tiempo libre que ha ido acumulándose a lo largo del año. Sin embargo, lo que los especialistas consideran más negativo es que estos sentimientos estresantes pueden aumentar el riesgo de sufrir anhedonia.
Este trastorno define la incapacidad de disfrutar de las actividades o situaciones que antes resultaban placenteras. La anhedonia se da normalmente personas que están atravesando una depresión, que tienen demencia, trastornos alimentarios, esquizofrenias, adicciones o están recibiendo un tratamiento farmacológico de alto impacto. Casi el 60% de los enfermos de esquizofrenia poseen algún rasgo de anhedonia, según la Revista de Psiquiatría y Salud Mental.
Puede darse en un solo ámbito de la vida, como por ejemplo al entorno social, dejando de disfrutar del contacto con los demás y de las actividades sociales. También existe la anhedonia física, que impide disfrutar de la comida, y la sexual, que afecta a las relaciones íntimas.
Las últimas investigaciones sugieren que la anhedonia puede deberse a una alteración del sistema dopaminérgico, el mecanismo por el que la dopamina, una sustancia química que se encuentra en el cerebro y que produce sensaciones de placer, se ralentiza o suprime.
Hay indicios claros que nos muestran que podemos estar ante este tipo de trastorno. El más claro es la falta de energía, la sensación de estar permanentemente cansado. Suele estar acompañada de la frustración por no poder rendir y disfrutar como antes, lo que lleva al pesimismo y a la desmotivación generalizada, algo muy llamativo cuando afecta a hobbies o a actividades que antes nos motivaban.
La anhedonia suele ir de la mano también con cambios en los patrones de alimentación, caracterizados por inapetencia generalizada, seguida de una ansiedad que puede conducir a la ingesta desmesurada.
El primer paso ineludible es acudir al psiquiatra o psicólogo para que pueda determinar el diagnóstico, y así conocer a qué causa subyacente está asociada. Cuando la anhedonia está causada por la depresión, la esquizofrenia, los trastornos de ansiedad o el abuso de drogas, lo fundamental es tratar la causa. Solo de esa manera podrá mejorar el trastorno.
Si la causa es la medicación, el profesional de la salud tendrá que valorar si es mejor suprimirla, cambiarla por otra o, simplemente, cambiar la dosis para poder recuperar la alegría de vivir.