Mudarse puede ser una de las experiencias más estresantes que puedes pasar en tu vida. Sobre todo si se el traslado no se produce de manera voluntaria o es fruto de una separación. Marcharse 'con los bártulos a otra parte' no solo implica desmontar y volver a montar un hogar en su totalidad, sino también un cambio hacia una situación nueva que genera incertidumbre y que no siempre es fácil de llevar.
Aunque una mudanza puede ser un paso emocionante para algunos, también constituye la tercera causa de desequilibrio emocional por estrés, después del duelo familiar y el despido laboral, dado el agotamiento físico y el cansancio emocional que provoca todo lo que la rodea. Sin embargo, hay ciertas pautas que puedes aplicar para sobrevivir con éxito a un cambio de domicilio.
A veces, cuando acometemos una tarea compleja, nos cuesta ver el largo plazo y solo nos fijamos en los inconvenientes y problemas inmediatos. Por eso es importante que, ante un desafío como el que implica una mudanza, hagas una lista de las cosas positivas que obtendrás con el cambio. Ten presente que el traslado es necesario y será un paso significativo en tu vida. Entiende que lo que sientes ahora es temporal y no durará para siempre, y céntrate en el día de mañana, cuando ya estés instalado en tu nueva casa.
Un grave error es dejar la mudanza para el último momento y casi al límite del traslado. Lo más recomendable es iniciar esta tarea con tiempo de sobra. Lo ideal serían tres meses. Lo que a veces no tenemos en cuenta al mudarnos a un nuevo hogar es que no se trata solo de un mero traslado de pertenencias de un sitio a otro, sino de un acto emocional. Te puede resultar de utilidad escribir un diario en el que plasmar cómo organizarte, las tareas pendientes, cómo te sientes, tus ilusiones y tus miedos.
Las mudanzas y los cambios en el hogar suelen provocar agobio y tirantez, especialmente entre los miembros de una pareja o de una familia. No permitas que la agitación se adueñe de ti. Toma control de tus pensamientos y deshecha las ideas irracionales. Confía en ti mismo y en tu capacidad para salir airoso de esta situación, de la misma forma que lo hiciste en otras ocasiones en el pasado.
Toma conciencia de cuándo necesitas descansar. No todo puede ser embalar y precintar cajas. Busca tiempo para la desconexión, aunque sólo sea a ratos, viendo una película o saliendo a pasear por el parque.
Es inevitable que durante el proceso de mudanza haya momentos en el que el caos y el desorden se apodere de ti. Para superar esos momentos en los que el estrés te supera y te bloquea, una estrategia muy eficaz consiste en crear un espacio de calma en la casa al que acudir. Puede ser una habitación o un rincón especial. Pon en ese lugar una silla y ve ahí para respirar de manera profunda y reordenar tus emociones cuando te invada la angustia.
Lo más recomendable es contratar a una empresa de mudanzas para que sean los profesionales, especialistas con las herramientas y el equipamiento necesario para realizar el montaje y desmontaje de muebles, quienes se encarguen del traslado y del embalaje. Esto reducirá enormemente tu nerviosismo y tu estado de ansiedad frente al trabajo a realizar. Además, podrás cerciorarte mejor de que todo llegue en buenas condiciones y te evitarás molestias físicas.
Normalmente una mudanza va a implicar un cambio de barrio, vecindario o incluso de ciudad. Es decir, vas a dejar detrás gran parte de tu red de apoyo habitual y a muchas personas que aprecias. En estos casos es adecuado formalizar algún tipo de despedida. Lo ideal es organizarla con tiempo y no dejarlo para el último momento, para no intensificar aún más el impacto emocional. En estos tiempos, la tecnología ayuda a que la distancia ya no sea tan importante en las relaciones. Los vínculos no se rompen si se cuidan.
Si un traslado puede ser traumático para ti, imagínate para los más pequeños de la casa. Si tienes hijos tienes que tomarte tu tiempo para explicarles de forma sencilla lo que va a ocurrir y estar atento a sus reacciones. Es aconsejable darles una imagen ilusionante del cambio que tienen por delante y hablarles de las cosas buenas que están por venir. También es importante que no pierdan el contacto con sus amistades. Según algunos estudios, la movilidad residencial, si es frecuente, puede tener efectos negativos sobre la salud mental en la niñez posterior.