“Un anciano con mala memoria”. Así define un informe de la fiscalía a Joe Biden, de 81 años. El presidente de los Estados Unidos ha contestado enfadado a las afirmaciones que se han hecho sobre capacidad cognitiva afirmado que “mi memoria está bien”. El demócrata se ha molestado con el informe dado que han llegado cuestionar que no recuerda la muerte de su hijo. “¿Cómo diablos se atreve a plantear eso? Francamente, cuando me hicieron la pregunta pensé que no era de su maldita incumbencia”, ha declarado el mandatario.
“No necesito que nadie me recuerde cuándo murió”, ha quedo zanjar Biden sobre el tema tras cuestionarse sus recuerdos sobre el fallecimiento de su hijo Beau. No es la primera vez que se señala la salud cognitiva del presidente. En esa misma comparecencia tuvo un lapsus inoportuno al confundir al presidente de México con el de Egipto.
Los lapsus que vive el presidente Biden, por muy virales que se hagan, los sufren millones de personas. Ahora bien, ¿son simples lapsus de los que no hay que preocuparse o se trata de un problema real de memoria que puede aumentar con el tiempo?
El neuropsicólogo Saul Martínez-Horta explicaba a Uppers que errores “como entrar en la cocina y no saber qué íbamos a hacer, en la mayoría de los casos tienen un carácter absolutamente benigno y profundamente mediado por el componente atencional”. De esta manera, el experto también señalaba que esos lapsus pueden venir de una saturación del sistema la distracción mediada por otro evento, pues la capacidad del cerebro tiene sus limitaciones y es sensible a la distracción.
En general, lo normal es olvidarte un día que tenías clase en el gimnasio o una cita, casos puntuales de los que te acuerdas más tarde. El problema viene que cuando esos olvidos empiezan a repetirse en el tiempo y pueden llegar a empezar a condicionar las tareas del día a día.
Hay quien puede llegar a obsesionarse con la memoria, pero no siempre los olvidos pueden tener detrás una demencia. En caso de que sean situaciones que se repiten cada vez con más frecuencia lo ideal es acudir cuanto antes al médico para conocer si se trata realmente de un problema, y entonces encontrar la causa y un tratamiento, o no hay de qué preocuparse. "Con los años el cerebro funciona distinto o que aprendamos más lento, pero no debemos asumir que el deterioro es normal. Si los fallos persisten, es necesario consultar con un experto para entender qué está sucediendo", recuerda Martínez-Horda.