Javier Iriondo o cómo levantarte cuando has tocado fondo: "Nos hablan de felicidad como meta"

  • Después de conocer el éxito y la ruina a lo grande, este emprendedor y exdeportista de élite de 58 años comparte su propio proceso para sobreponernos sin bajar la cabeza

  • Hablamos con él de su último libro, 'Este es tu momento', en el que novela su propio camino vital

  • Señala la falta de autenticidad en las redes sociales como uno de los problemas que amenazan nuestra felicidad

A sus 57 años, Javier Iriondo, natural de Zaldibar (Vizcaya), ha tocado el cielo y ha descendido a los infiernos al menos en dos ocasiones. Con 20 años viajó a Estados Unidos con el propósito de triunfar como deportista de élite profesional en la modalidad de Jai Alai o Cesta Punta. Sin embargo, una huelga leonina en este deporte que duró tres años frustró los sueños para los que tanto había trabajado y perdió todo, hasta la ilusión. Fue la primera vez que tocó fondo. La segunda, en Brasil, fue tras invertir y participar en un gran proyecto inmobiliario. 

Del éxito absoluto pasó a la ruina, el derrumbe, la decepción y una crisis vital, profesional y personal que le hizo perder la confianza en todo y en todos. Pero buscó soluciones y aprendió un camino para sobreponerse a los retos y caídas. Y lo más importante, lo que le trae aquí, es que se dedica a compartir ese desafío y con cada frase parece darnos el impulso que necesitamos en un momento crítico.

Conferenciante, emprendedor, escritor y aprendiz permanentemente dispuesto a que la vida le siga sorprendiendo y enseñando. Ha utilizado sus experiencias de vida en sus libros. El último, 'Este es tu momento'. Aunque el título puede inducir a equívoco, aclara que no es un libro de autoayuda, sino una novela aspiracional que invita a reflexionar sobre el sentido de la vida. Está cansado de escuchar eso de que "soy lo que tengo, lo que hago, lo que los demás piensan de mí. Son tres mitos tan instaurados en nuestra cabeza que cuando perdemos lo que tenemos pensamos que ya no somos nada y esto puede conducir a terribles depresiones".

Algo más que un buen titular

Javier se inspira en sus experiencias reales con las que la gente pueda identificarse. En 'Este es tu momento', la vida de su protagonista, Paula, es su propia vida, pero también la de muchas otras personas. "Está escrito en un momento de derrumbe en el que pueden reconocerse, en cuanto a emociones, muchísimas personas", señala. Si tenemos que extraer una lección de sus páginas, nos quedamos con que "el mayor error de nuestras vidas es no luchar por lo que realmente queremos por el miedo a no ser capaces de conseguirlo”". Y, como dice el título, "Este es tu momento".

Imparte conferencias por todo el mundo en las que enseña cómo remontar cuando las cosas nos van rematadamente mal. "Nos hablan de felicidad como meta, pero nadie nos enseña cómo levantarnos cuando todo está fallando, cuando sientes que has tocado fondo, cuando dejas de creer en ti y te sientes incapaz de salir de ese agujero".

Es un placer escuchar en primera persona cómo se puede superar la adversidad, pero más aún cómo hacer para que, a pesar de haber perdido todo, hay motivos para sentirse digno de respeto y con capacidad para sobreponerse: "Somos más grande que cualquier cosa que te pueda pasar o te puedan hacer". Reconoce que es un buen titular, pero la vida es más complicada y entender esto, que finalmente podría ser el algoritmo de la felicidad, implica un proceso que Javier ha resumido en ocho pasos. Es el camino que él sigue para levantarse cuando cae, aunque sienta que está en lo más bajo. Y, según dice, funciona.

Los ocho pasos para levantarse

  1. Aceptación. No desde la resignación o desde ese victimismo que nos debilita, sino desde la valentía. Asumir qué nos está pasando.
  2. Perdón. Perdonarnos a nosotros mismos, en lugar de fustigarnos. Normalmente hacemos las cosas como mejor podemos y sabemos, aunque hubiésemos podido hacerlo mejor. El perdón nos da alivio y es necesario para dejar de sufrir e impedir que el pasado siga en el presente.
  3. Responsabilidad. Casi siempre usamos esta palabra para pedírsela a los demás, pero realmente es la capacidad para responder a los retos y desafíos de la vida. Significa madurez para asumir que dependemos de nosotros mismos y enfocarnos en lo que podemos o no hacer. Te haces responsable y pasas página con la lección aprendida. Esa sensación de hacernos cargo nos hace sentir mucho más fuertes.
  4. Interpretación. El trauma no es lo que te pasa, sino lo que sucede dentro de ti por eso que ha ocurrido debido a la interpretación y el significado que damos a eso que ha sucedido. Tu interpretación determina tu experiencia.. La vida no es lo que nos pasa, sino qué hacemos con lo que nos pasa.
  5. Reconstrucción de la identidad. Ante la perdida y el fracaso, el verdadero peligro es la sensación de pérdida del valor personal, de una parte de nuestra identidad que afecta a la confianza, a cómo te percibes tú a ti mismo. Para reconstruirla, una vez que sientes que se ha devaluado, es importante poner en orden los valores más importantes en tu vida a partir de quién eres y qué defiendes. Esos valores te dan un pilar infinitamente sólido porque no depende ni de las circunstancias ni de los resultados.
  6. Crear una nueva visión de futuro. Cuando todo falla, necesitamos recuperar una nueva esperanza, tener un objetivo, creer en algo que te dé la fuerza en el presente y algo digno de perseguir. Ese porqué es el motor que enciende las emociones positivas y te pone en acción.
  7. Decisión. No es me gustaría o voy a intentarlo, sino firmeza. Esta nace de la fuerza del corazón y de la emoción, no de una respuesta rápida o lógica. Lo que ocurre es que al cerebro le cuesta tomar decisiones porque quiere protegernos de una nueva equivocación. Ahí nace el miedo. La decisión es visceral, te incita a darlo todo y no tiene vuelta atrás.
  8. Aprendizaje. Gran parte de tu calidad de vida depender de cuánto sigues evolucionando y aprendiendo, aunque sientas que has llegado a la cima. El mundo ahí fuera sigue avanzando y, si dejas de aprender, te encontrarás con la sensación de vacío. El potencial no desarrollado provoca dolor y frustración. Sin embargo, si evolucionas, rompes los límites de lo que tú te creías capaz. Además, cuando estamos aprendiendo y creciendo somos más felices.
El potencial no desarrollado provoca dolor y frustración. Si evolucionas, rompes los límites de lo que te creías capaz

Frenar antes de dar el primer paso

Javier repitió este proceso la segunda vez que sintió que su vida se había hundido, en Brasil. Necesitó frenar su vida y lo hizo sin sentirse culpable y sin miedo de quedarse atrás o fuera de juego.

Se nos puede escapar la vida esperando a vivir

Esa sabiduría aprendida desde su propio derrumbe le permite percibir que no vamos bien, "que cada vez hay más gente que se siente atrapada en la velocidad de la propia vida, con la sensación de estar haciendo permanentemente algo para llegar a otro lugar supuestamente mejor, más seguro, como si quisiésemos dejar atrás este momento presente, y así se nos puede escapar la vida esperando a vivir". Lamenta que las redes sociales nos están haciendo perder autenticidad, incitándonos a necesitar impresionar, a crear un personaje que poco tiene que ver realmente con nosotros mismos. "La tecnología y la cultura actual convierte nuestra mente en una maquina de comparar, nos somete a una inconsciente pero constante y cruel comparación, lo cual tiene una terrible influencia negativa en nuestras emociones. De forma sutil y perversa, esa constante comparación invade nuestras emociones y se transforman en miedos, complejos de inferioridad y conflictos emocionales".

Y, por miedo a quedarnos fuera, en parte abandonamos nuestra autenticidad y nos convertimos en actores que interpretamos un papel en busca de la admiración o validación externa. "Son muchas las personas que quieren escapar de esa trampa, huir a otro lugar, pero lo que necesitamos no es un lugar diferente, sino ser una persona diferente en el mismo lugar. Necesitamos recuperar la autenticidad y las conversaciones de verdad para conectar con nosotros mismos y con los demás. Agradecer más lo que tenemos en vez de pensar en lo que nos falta". Iriondo insiste en esa necesidad de agradecimiento por lo que tenemos, en vez de pensar en lo que nos falta. "Tenemos que recuperar la autenticidad y las conversaciones de verdad para conectar con nosotros mismos y con los demás para tener una vida con más sentido y plenitud".