El apoyo social entre mujeres es uno de esos valores que mejor impacto tienen a hora de ganar cuotas de igualdad y tener mejor calidad de vida. Empieza en cosas cotidianas, como la colaboración para superar una circunstancia adversa o lograr un objetivo común, y puede ir creciendo. Implica apoyo mutuo, solidaridad, empatía o amistad y favorece relaciones muy genuinas entre mujeres.
Desde la plataforma Nextdoor, una red social creada para fomentar relaciones cercanas entre vecinos de un mismo barrio, nos corroboran la importancia de generar una red social de personas para hacer comunidad donde comunicarse, exponer inquietudes, compartir aficione, vender y comprar o establecer amistades.
Es el caso de Flavia, una ciudadana de Madrid que ha encontrado un grupo de mujeres con las que salir a hacer deporte todas las semanas en su barrio de Acacias. Antes ya le encantaba salir a pasear o practicar cualquier otra actividad física, pero reconoce que en compañía tiene un aliciente mucho mayor para salir de casa y moverse.
Carmen Casahorrán es una vecina de Galapagar, un municipio de la sierra madrileña, que durante el confinamiento creó la asociación En Galapagar no estás solo, con el fin de ayudar a las personas del barrio que vivían solas. La experiencia fue tan positiva que decidió mantener su actividad después de la pandemia. Su objetivo y el de las mujeres que le prestan apoyo "es seguir ayudando a los vecinos que se encuentran en una situación vulnerable".
A diario, Carmen recoge y entrega alimentos, material escolar, ropa y enseres para familias de su zona. Sabe que sin la ayuda de un grupo de mujeres que ella misma coordina, nada de todo esto habría sido posible. "Lo maravilloso es que muchas de ellas han sido personas que previamente se han beneficiado de la organización". Con esta iniciativa se llevó el primer premio de Supervecino/a 2022 de Nextdoor en la categoría de Solidaridad.
Sonia, presidenta y socia fundadora de la Asociación Renueva, con sede en Pozuelo de Alarcón (Madrid), creada para ayudar a proyectos sociales mediante la venta de artículos nuevos o de segunda mano y la realización de cursos y talleres. Ha buscado un grupo de mujeres del barrio para recaudar fondos para iniciativas llevadas a cabo por otras entidades, como apoyo a personas sin hogar o a madres en situación de vulnerabilidad. En las instalaciones de la asociación cuentan con una tienda solidaria y un espacio polivalente que ceden a mujeres emprendedoras para que den a conocer sus negocios. Esta empresaria tomó la iniciativa de la asociación hace 27 años después de un viaje a Camerún a través de una orden religiosa.
Y en Barcelona, Consol García, una jubilada que vive sola, tuvo la idea de crear su propia red de apoyo femenino, por lo que hizo un llamamiento a través de Nextdoor invitando a unirse a las vecinas de su misma edad "que quisieran realizar planes juntas de una manera regular y compartir aficiones". No tardó en conseguir unas sesenta personas en sus mismas circunstancias y con las mismas ganas de compartir una vida activa. El grupo más asiduo terminó lógicamente reduciéndose y hoy lo forman una decena de mujeres que, eso sí, no faltan a sus citas periódicas. Tienen entre 60 y 70 años y juntas asisten a conciertos, salen de excursión o se reúnen para tomar un café y charlar. Están convencidas de que desde que se conocieron han enriquecido sus vidas y han mejorado su salud.
Tienen sensación de grupo, alivian la soledad, ganan bienestar y se animan a llevar una vida saludable. Está documentado que las personas que establecen relaciones y grupos de apoyo social disfrutan de una calidad de vida mucho más alta. Estas mujeres nos lo atestiguan en primera persona, aunque admiten que puede costar, antes de dar el primer paso, desprenderse de esos miedos o reticencias que encuentran algunos adultos a la hora de hacer nuevas amistades. Aunque exige un esfuerzo, estas mujeres confirman que "la satisfacción hace el esfuerzo valga la pena".