Cómo nos expresamos y nos referimos a los demás conforma la perspectiva que el resto de las personas tienen de nosotros, en especial al actuar en determinadas situaciones en las que se demuestra si somos más o menos empáticos. Aquí es donde entra la inteligencia emocional, un concepto del que hace solo unos años prácticamente no habíamos escuchado hablar, pero que en los últimos tiempos se ha ido reforzando e incluso se trabaja desde edades tempranas en los más pequeños para que sepan cómo relacionarse y desarrollarse socialmente de una forma adecuada y respetuosa.
La inteligencia emocional no es más que una capacidad que tenemos todos los seres humanos para reconocer nuestros propios sentimientos y también los de los demás, algo que en ocasiones no es una tarea sencilla, por eso no todas las personas son igual de hábiles manejando los sentimientos, lo que las convierte en más o menos inteligentes emocionalmente.
Trabajar la inteligencia emocional permite mejorar y tener buenas relaciones sociales en todos los ámbitos, desde las amistades hasta en el trabajo, se tenga la edad que se tenga. No obstante, el experto en comunicación y profesor en la Universidad de Stanford, Matt Abrahams, sostiene que medir el nivel de inteligencia emocional no siempre es sencillo, ya que “cualquier cosa que digas que demuestre empatía y escucha indica una mayor inteligencia emocional”.
Por eso, en su opinión existen cuatro frases que pueden indicar si se tiene más o menos inteligencia emocional que el resto de las personas en caso de que un individuo las suela utilizar o no en su día a día. Esas cuatro frases son:
Se trata de frases modelo, que no siempre tienen por qué ser literalmente así, sino que pueden variar a otras similares en el mismo sentido. En todo caso, Abrahams sostiene que estas palabras identifican dos comportamientos distintos.
Por una parte, cuando se parafrasea al otro estás demostrándole que le estás escuchando y prestando atención a lo que te está contando y que quieres asegurarte de haber entendido todo bien. Además, la otra persona va a sentirse validada y va a desarrollar una mayor confianza hacia ti.
En cuanto a lo de hacer preguntas, lo que vas a demostrarle a la potra parte es que de verdad tienes interés e implicación en lo que te está contando o en los sentimientos que está exteriorizando durante la conversación. Y a todo ello suma también el lenguaje no verbal, pues el contacto visual, no estar pendiente a posibles distracciones del entorno o incluso simplemente asentir con la cabeza va a demostrar tu interés sobre el relato.