Cuánto debe durar el abrazo perfecto, según la ciencia

El ser humano es, sin duda alguna, un animal social por naturaleza, y son numerosos los estudios que asó lo demuestran, por lo tanto, necesita mantener un vínculo con sus allegados, lo que tiene consecuencias directas en la felicidad individual de cada uno. No existe una mejora manera de expresar cariño y afecto por alguien que un buen abrazo, pues no solo nos hace sentir bien, sino que va un poco más allá. 

Un buen abrazo tiene la capacidad de reconfortar, hacernos sentir seguros, tranquilizar y muchos más beneficios emocionales, mentales y físicos. Este acto desencadena un mecanismo físico que es capaz de reducir el estrés y aumentar el bienestar de una persona. 

La neurociencia, asegura que el contacto físico de un abrazo reduce la segregación de cortisol en nuestro cerebro, permitiendo que se libere oxitocina y serotonina, neurotransmisores ampliamente reconocidos como hormonas de la felicidad. Además, estabiliza la frecuencia cardíaca, disminuye la presión arterial y fortalece el sistema inmunológico.

Un abrazo de mínimo de 8 segundos

La doctora Ernese Nagy, de la Facultad de Psicología de la Universidad de Dundee, asegura, en una investigación publicada en el Journal of Ethology, que por lo general los abrazos duran una media de tres segundos, “un abrazo dura tanto como muchas otras acciones humanas y apoya la hipótesis de que pasamos por la vida percibiendo el presente en una serie de ventanas de unos tres segundos”.

Aunque un abrazo al uso suele durar tres segundos, la ciencia se ha empeñado en averiguar la duración perfecta de este acto para que se produzcan todos sus efectos fisiológicos y emocionales. 

Los expertos en el ámbito han llegado a la conclusión de que deberían durar al menos ocho segundos, pues es el tiempo suficiente para que el cuerpo libere hormonas neurotransmisoras relacionados con el bienestar y el vínculo emocional. 

Pero no solo es importante la duración del abrazo, la presión ejercida también tiene sus consecuencias directas en la sensación de bienestar. La presión profunda de un abrazo puede tener efectos positivos en el nervio vago y, en consecuencia, en el sistema nervioso autónomo, que está asociado con la regulación del estrés, la ansiedad y la relajación. 

Beneficios de dar abrazos

  • Reduce el estrés y ansiedad. Los abrazos nos ayudan a sentirnos en calma, disminuyendo los niveles de estrés y ansiedad, incluso ayudan a combatir el cortisol, una de las hormonas que se libera en situaciones de estrés.
  • Baja el ritmo cardiaco y presión. Dar abrazos con frecuencia puede disminuir la presión arterial y, por lo tanto, el riesgo de enfermedad cardiaca. Esto se debe al efecto relajante y tranquilizador que produce este tipo de contacto físico. Mucho tiene que ver con la oxitocina, la “hormona del amor” que se libera cuando se produce este vínculo afectivo. 
  • Mejora el ciclo de sueño. Los abrazos también ayudan a regular el sueño, ya que reducen los niveles de la hormona de cortisol y aumentan la melatonina. Ambas hormonas son clave para regular el ritmo circadiano y es que conforme se va a cercando la noche y la hora de dormir. 
  • Mejora la autoestima. Los abrazos transmiten mucho y pueden utilizarse para dar seguridad, demostrar amor y conectar con los demás, incluso cuando una persona se siente triste o con baja autoestima, el hecho de abrazarla la puede ayudar a recordarle que no está sola y darle un sentido de pertenencia.
  • Mejora las relaciones. Las relaciones entre personas pueden mejorar a través de los abrazos. Los abrazos crean una conexión más profunda e íntima que la comunicación verbal y mediante el contacto físico, creas lazos y confianza que hacen que las personas se sientan más cercanas a ti.
  • Aumenta la seguridad. La sensación del abrazo aumenta la seguridad y alivia el sentimiento de soledad. Este tiene la capacidad de desbloquear a nivel emocional, mejora las relaciones sociales y evita los constantes problemas de conducta.
  • Refuerza los lazos sentimentales. El lenguaje corporal es uno de los factores claves para las relaciones felices. Una pareja que se abraza comparte un vínculo afectivo fuerte que les permite sentirse más seguros y amados.