Convivir con un animal de compañía no solo es una manera de experimentar sentimientos amables, algo que parece incompatible con el día a día. También crea una atmósfera de bienestar. Además de compañía, los animales pueden disminuir el estrés, mejorar la salud del corazón y ayudar a los más pequeños con sus habilidades emocionales y sociales.
En España hay más de 28 millones de mascotas, según datos de la Asociación Española de la Industria y el Comercio del Sector del Animal de Compañía (AEDPAC). En más del 40% de los hogares hay un animal doméstico, cifra que ha crecido considerablemente en los últimos 10 años, aun siendo menor que en otros países de la UE.
Los datos indican que convivir con un animal es cada vez más habitual. Seguramente, el boca a boca del increíble retorno emocional que proporciona un animal de compañía ha sido determinante. Pero como en toda relación, el vínculo se construye día a día. Para aprender a hacerlo, hablamos con Clara Martín (@amanaturis en Instagram), terapeuta y comunicadora animal, fundadora de Amanaturis, empresa dedicada a servicios para mascotas, y autora de 'Aprende a hablar con los animales'.
Vivir con un animal en casa suele ser beneficioso para las dos partes. ¿En todos los casos?
Sí, siempre y cuando los animales sean respetados en su animalidad. Es importante ver a los animales como seres sintientes, con necesidades diferentes a las de los humanos. Es importante también cumplir con las rutinas físicas que el animal necesita (alimentación o cuidados veterinarios, por ejemplo), pero también a nivel emocional. Hay que tener esta comprensión emocional entendiendo qué necesita él como especie y como individuo. A partir de ahí, se puede lograr una convivencia que sea lo más fácil posible, comprendiendo que ellos no tienen la misma manera de gestionar y que intentar que ellos se adapten a nosotros sin que nosotros nos adaptemos a ellos, con una buena observación y un buen conocimiento de lo que necesitan como especie, suele ser un problema.
¿Cómo debemos preparar nuestro hogar?
Obviamente, el espacio debe ser acorde al animal que va a convivir en la casa, qué necesita, sobre todo, en cuanto a nutrición. También hay que preparar a la familia para que entienda al animal: cómo se siente, cómo se va a relacionar, cómo es su lenguaje a nivel etológico. ¿Qué señales de calma son las suyas? ¿Cómo se va a comunicar con todo el mundo? Siempre recomiendo un pequeño estudio del animal que va a llegar a casa para entender sus necesidades básicas y, luego, mucha apertura de corazón para conocer al animal como individuo.
¿También debemos prepararnos emocionalmente? ¿Cómo les afectan a los animales nuestras emociones?
A todos los animales les afectan nuestras emociones. Vivimos en un mundo caótico donde no hay espacio para las emociones. A veces fingimos que no existen esas emociones, pero, al contrario, hay que ser consciente de ellas y trabajarlas de tal manera que nuestro animal sea consciente de que estamos tomando las riendas; es decir, puede un conflicto pero el animal siente que su humano está tomando las riendas, es responsable y se hace cargo de esto. A partir de ahí, les quitamos un gran peso. Los animales son muy sensibles a nuestras emociones. De hecho, se ha demostrado que cuando un animal ve que su responsable está mal o se queda cerca o se marcha, dependiendo del animal. En definitiva, el trabajo emocional es muy importante para la convivencia.
¿Qué hábitos fáciles de implementar facilitan la convivencia?
Debemos tener una buena escucha y entender que mi animal no está haciendo lo que le pido no porque no quiera, sino porque no me está entendiendo o porque lo que le estoy pidiendo va en contra de lo que es como individuo o como especie. Esa parte de observación o de escucha, más allá de comunicación telepática con el animal, hace que la convivencia sea más fácil porque ya no estás fijándote en lo que te parece mal, sino en lo que estás observando. Y ahí solo hay dos opciones: o no me está entendiendo o lo que le pido va en contra de lo que es, por lo que no debería pedírselo. Ahí es cuando el vínculo y la manera de tratarse en el día a día se reconfigura.
¿Cómo podemos tener la mejor relación posible con nuestro animal?
El mejor hábito es tener tiempo de calidad, estar en presencia. Si estoy jugando con él, estoy jugando con él, no mirando el móvil. Si estoy paseando, paseo de manera consciente. Si le mimo y le acaricio, lo mismo. Tenemos vidas muy atareadas y movidas, pero el rato que voy a dedicarle a mi animal tiene que ser de calidad. Es mejor un solo tiempo de calidad que varios ratos mediocres. Para mí, el hábito principal es poner atención, estar presente con ellos y en plena atención de lo que se está haciendo.
Para ti, como experta, ¿qué es una relación feliz entre humanos y animales?
Una relación feliz entre humanos y animales es esa relación en la que no tengo expectativas, simplemente disfruto del momento. Entiendo que es un ser independiente a mí, pero muy conectado conmigo, que puede ser reflejo y espejo de cosas que pasan en casa y, además, comprender que los animales son nobles, no juzgan, viven el presente y dan amor incondicional. Ayudan a todos los niveles: son grandes maestros y grandes compañeros. Una relación feliz es ver al animal como el individuo que es. Ellos ya nos ven y saben cómo tratarnos, pero a veces nos falta verlos a ellos en esencia: ¿qué viene a mostrarme? ¿Qué viene a enseñarme? ¿Quién es? ¿Qué necesita de mí? Esa observación que nos permite comprender y no tomarse nada como personal, entender que lo que hace no es por fastidiar, sino porque está pasando algo, es lo que construye una relación feliz y lo que hace que el vínculo sea fuerte.
¿Qué es lo que tenemos que evitar con nuestra mascota?
No diría evitar, sino estudiar qué necesitan. Las comidas procesadas, por ejemplo, no son buenas ni para ellos ni para nosotros. Habría que evitar los paseos rápidos con estrés, el no poder dedicarles tiempo, los cambios excesivos de rutinas si el animal no lo sabe gestionar bien (hay animales que sí), darles comida de mala calidad o no estar pendientes de sus necesidades básicas, no tener una buena escucha, tener la expectativa de que deben cubrir lo que emocionalmente nos falta a nosotros, como compañía o atención... Ellos no tienen que cubrir nada de eso, no tienen esa obligación. Hay que quitar esa carga emocional y vigilar mucho la calidad de las cosas que hay en su entorno.
¿La relación entre animales y humanos nos acerca a la felicidad?
Al final, convivir con un animal y comprender que es uno más de la familia, pasando tiempo de calidad y fortaleciendo el vínculo, nos hace más emocionales, nos conecta más con el corazón y con la naturaleza. Nos dan grandes lecciones de presencia, de amor y de coherencia. Estar abierto a todo eso, creo que es una fuente de felicidad para nosotros y también para ellos.