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Fobia a los agujeros o tripofobia: qué es, cuáles son sus síntomas y cómo dejar de tenerla

La fobia es un miedo intenso, persistente e irracional hacia un objeto, situación o actividad específica, que hace que la persona tenga una vida llena de limitaciones. Actualmente se conocen más de 470 fobias, con sus nombres y sus causas. La fobia a las arañas, a las serpientes, a los perros, a los vuelos en avión, a los espacios cerrados, a los espacios abiertos o a los médicos, son solo algunas de las más comunes en la sociedad. 

Hay fobias de lo más extrañas y que muchas personas ni se lo llegan a plantear, como por ejemplo la tripofobia, que no es otra cosa que la fobia a los agujeros. La tripofobia se define como el miedo o aversión hacia patrones visuales específicos, que involucran agujeros o protuberancias. 

Este malestar viene de la visualización de imágenes que contienen estos patrones, de ahí que su descubrimiento viniera a partir del uso de los teléfonos móviles. Sin embargo, no hay unanimidad con respecto al tipo de patrón que produce la fobia, sino que varía de una persona a otra. Lo habitual es que presenten pequeños agujeros; por ejemplo, formas similares a un panal de abejas, una esponja de mar o incluso el queso con agujeros. 

Según las estadísticas, alrededor del 17% de las personas presentarían tripofobia en mayor o menor medida. Afecta más a las mujeres y a aquellas personas que ya padecen alguna patología, como ansiedad, depresión o trastorno obsesivo compulsivo. 

Síntomas de la tripofobia 

Cada persona es diferente y precisamente por eso muchos de los síntomas pueden variar, incluido también de intensidad, pues cada individuo vive sus aversiones de manera diferente. Aunque la tripofobia es más una sensación de malestar o repulsión que una fobia en el sentido clínico, desde Terapify, indican algunos síntomas comunes

  • Reacciones físicas: Esto puede incluir, dolor de cabeza, náuseas, escalofríos, sensación de picazón, y respuesta de la piel de gallina al ver patrones de agujeros o formas agrupadas.
  • Reacciones emocionales: Sentimientos de miedo, disgusto, o ansiedad al estar expuesto a imágenes u objetos con patrones de agujeros o formas similares.
  • Respuesta de evitación: Tendencia a evitar activamente mirar o interactuar con objetos o imágenes que desencadenan la respuesta de tripofobia.
  • Malestar psicológico: Inquietud, nerviosismo, o estrés al enfrentar situaciones donde se puedan encontrar estos patrones.
  • Respuesta de pánico: En casos severos, la exposición a los patrones puede desencadenar ataques de pánico, incluyendo palpitaciones, sudoración, temblores, o dificultad para respirar.

¿Qué la provoca?

Existen varias teorías y consideraciones que buscan explicar por qué algunas personas experimentan tripofobia, no obstante, sigue siendo materia de estudio. 

  • Teorías evolutivas: Algunos científicos creen que la tripofobia podría tener raíces evolutivas. Los patrones de agujeros pueden ser instintivamente asociados con peligros naturales, como animales venenosos o signos de enfermedad y descomposición. 
  • Respuesta visual excesiva: Otra teoría sugiere que ciertos patrones de agujeros o formas agrupadas pueden provocar una respuesta visual excesiva en el cerebro, especialmente en las áreas relacionadas con el procesamiento visual y la detección de amenazas. Esto podría provocar sensaciones de malestar o ansiedad.
  • Aprendizaje y experiencias pasadas: Las experiencias personales y el aprendizaje también podrían jugar un papel en el desarrollo de la tripofobia. Si alguien ha tenido una experiencia negativa asociada con patrones similares, podría desarrollar una aversión a ellos.
  • Factores psicológicos y culturales: Los factores psicológicos individuales, así como los influjos culturales, pueden influir en la percepción y reacción a estos patrones. La sensibilidad a ciertos estímulos visuales varía mucho entre individuos y culturas.

¿Cómo se trata?

El tratamiento principal para la fobia a los agujeros lo debe realizar un profesional de la salud como un psicólogo. Este profesional puede utilizar dos tipos de terapia. 

  • Terapia cognitivo-conductual: El objetivo de esta terapia es ayudar a cambiar los patrones de pensamiento y comportamiento que contribuyen a la ansiedad o el miedo. Los pacientes aprenden a desafiar y modificar sus creencias sobre los patrones de agujeros y trabajar en estrategias para manejar su ansiedad. 
  • Terapia de exposición: Este enfoque implica la exposición gradual y controlada al estímulo que provoca la reacción con el objetivo de desensibilizar a la persona a sus miedos. 
  • Técnicas de relajación: La respiración profunda, la meditación y el mindfulness pueden ayudar a manejar los síntomas de ansiedad y promover la relajación cuando se enfrentan a agujeros.
  • Medicación: algunos casos, se pueden prescribir medicamentos para la ansiedad o antidepresivos para ayudar a controlar los síntomas.