La alquimia para el alma de Juan Plantas: tres especies para alcanzar la felicidad

  • El popular etnobotánico nos ofrece un detallado manual para cuidar nuestra salud mental de forma natural

  • Si tuviese que ir a una playa desierta, no necesitaría más que tres de estas especies

  • Cree que la naturaleza ofrece todo lo que necesitamos para nuestro bienestar: "Si es tóxico, lo deja fuera de nuestro alcance"

Para hablar con el etnobotánico Juan Plantas lo mejor es dar un paseo por el monte con él. Mochila al hombro y con un bastón hecho con una rama caída, la naturaleza le va saliendo al encuentro. Su nombre real es Juan González Simonneau y dedica su vida a investigar y divulgar el poder curativo de las plantas, sobre todo a nivel emocional.

Una de sus búsquedas tuvo como escenario el Monasterio de Santo Domingo de Silos. Con 1.204 títulos, su Biblioteca de la Botica se considera uno de los mejores testimonios bibliográficos de España. Son ejemplares que proceden de los siglos XVI, XVII y XVIII y contienen la sabiduría botánica acumulada por los monjes durante el tiempo que gestionaron, dentro de este conjunto, un hospital y una leprosería. Su jardín botánico fue se convirtió en un laboratorio bioquímico y estos manuales, con sus pócimas y remedios, sirvieron de consulta a los boticarios por muchos años. Un tesoro para Juan Plantas.

Se muestra encantado cuando le pedimos que comparta algunas perlas de su sapiencia, al menos las básicas para despertar las hormonas de la felicidad, prevenir el decaimiento otoñal o aprovechar mejor nuestra próxima caminata por el campo. Su curiosidad botánica casi nació con él, pero fue recién terminada la carrera de Psicología cuando se dio cuenta de que le faltaban herramientas para ser eso que llamaban "médico de almas".

"Entonces leí algunos libros sobre plantas curativas que me dieron una compresión más profunda del ser humano y decidí salir en busca de plantas maestras junto con un amigo. Recorrimos los Pirineos y fue una búsqueda esclarecedora. Con ayuda de unas guías de campo, pudimos identificar numerosos ejemplares medicinales y también algunos tóxicos".

Su encuentro con la peligrosa datura

A punto de terminar el viaje, cuando menos lo esperaban, dieron con siete plantas de datura en plena floración cerca de un riachuelo. "Es una planta peligrosísima, muy dura y con efectos neurotóxicos muy potentes". Este hallazgo le enseñó el riesgo de jugar a ser brujos o chamanes. Amplió su búsqueda por toda la Península con el fin de dar con todas esas plantas que, según sus lecturas, tenían propiedades suficientes para cuidar nuestra salud mental.

"A medida que creció mi interés, me fui dando cuenta de cómo esas mismas plantas que están a nuestro alcance son las que usan los laboratorios en sus investigaciones. En su base está la sabiduría popular, la que usan nuestros mayores y la que aún se conserva en algunas zonas rurales, pero esta no tiene los perversos efectos secundarios que tienen la gran mayoría de los fármacos".

Así lleva más de 40 años, haciendo alquimia con las plantas y cambiando nuestros pesares por bienestar y alegría de vivir. Preside la asociación Sábila, creada para la protección, el estudio, y desarrollo de las plantas medicinales, y ha participado en expediciones científicas y etnobotánicas a las cuencas del Drinoco y del Amazonas. En 2016 colaboró en el documental 'Hijos de la Tierra', distinguido con el premio Goya al mejor corto documental de ese año.

"No dejo de maravillarme por todo lo que la naturaleza pone a nuestro alcance para aliviar nuestros sufrimientos. A cada paso me encuentro un potaje de plantas que nos pueden ayudar. Muchas están en nuestro hábitat, no hace falta ir muy lejos", dice. Nombra la ruda para atraer la buena suerte y dice que en muchos pueblos latinoamericanos la gente sigue poniendo unas monedas sobre la arena de la maceta de la ruda para alejar todo lo malo y atraer lo bueno; el espino blanco, que es tonificante; la angélica, depurativa; los pétalos de amapola, contra el insomnio; o el tomillo blanco, una de las plantas con mayor tradición mágica.

Un consejo: abrazarse a los árboles

Juan continúa la lista con el espliego, con propiedades sedativas muy eficaces en momentos de tensión, o la verbena, "símbolo de la alegría en verano" y, según dice, la planta de la memoria y la cordialidad del corazón. "Lo envuelve todo de plenitud y felicidad". Y mientras caminamos, lanza un consejo: "abrazarse a los árboles centenarios. Los beneficios son asombrosos. Nos transmite su energía y nos ayuda a desprendernos de nuestros pensamientos negativos, además de reducir los niveles de ansiedad y estrés".

Juan ha creado más de 180 fórmulas maestras, pero si le llevasen a una isla desierta, le bastarían tres plantas para sobrevivir. Una de ellas es el romero. Sus hojas fortalecen el sistema inmunológico y es un excelente remedio natural para aliviar problemas respiratorios. Además, es una planta mediterránea, acostumbrada a la sequía y escasez de agua; y su olor repele esos mosquitos que tanto incordian.

La segunda sería el aloe vera, conocida desde hace miles de años como planta medicinal. "Refuerza el sistema inmunitario, mejora las defensas del cuerpo y desintoxica y purifica de forma natural. Tiene un extraordinario poder hidratante y regenerador. Actúa como un potente antiinflamatorio y antibacteriano, además de otras muchas aplicaciones.

Completa su triunvirato con el própolis. "Se utiliza, igual que las anteriores, desde hace milenios por la acción beneficiosa que ejerce sobre el organismo por sus propiedades antimicrobianas, antibacterianas, antivirales, antifúngicas, antiinflamatorias y antioxidantes.

Esto no quiere decir que reduzca la naturaleza a tres. Antes de llegar al fin de la conversación, repara en que no ha mencionado la hierba de San Juan, que debe su nombre a su florecimiento el día de San Juan Bautista. Sus flores y hojas contienen ingredientes activos, como hiperforina, y se usa para tratar la depresión, algunos síntomas de la menopausia y la ansiedad.

Podría seguir sin límite y remata la entrevista invitándonos a aprovechar nuestros paseos entre los árboles y arbustos afinando nuestra curiosidad. "La naturaleza nos lo da todo a cambio de nada. Y si algo es malo, no nos lo pone a nuestro alcance". Añade que la recogida de plantas o hierbas debe hacerse con un respeto absoluto para cuidarla, dejando ramas y raíces para que continúen su desarrollo. Añadimos la precaución que exige el uso de plantas con fines terapéuticos. Natural no implica seguridad y, por sus componentes activos, deben ser utilizadas con cautela, teniendo en cuenta que algunas pueden tener potenciales efectos indeseados o adversos e interactuar con otros medicamentos y plantas.