"Cuando te sacas una foto al lado de Mickey Mouse, el hombre que está adentro del disfraz, ¿está sonriendo?". El verso de Tilsa Otta podría ser también una descripción perfecta de la llamada 'depresión oculta'. Y aunque muchas veces eso de 'no contarlo' no es una decisión consciente - un 47,6% de los españoles tendría dudas a la hora de identificar si él mismo está pasando por una depresión y un 38,8% no sabe cómo pedir ayuda, según un informe de Pfizer- en otras tantas es el contexto el que obliga a las personas a ocultarlo deliberadamente.
Esta semana, durante una entrevista con Quique Peinado, en 'El Vestuario de Relevo', Quique Sánchez Flores, ex jugador de fútbol y ex entrenador del Getafe, Valencia, el Atlético de Madrid o el Sevilla, se ha sincerado sobre cómo llevó el, siendo parte además de una industria, la del fútbol, profundamente masculinizada, sus propios problemas de salud mental.
"Emocionalmente en los años 80 y 90 se daba por hecho que en el vestuario todo son hombres, son fuertes, pueden con todo, no hay que decirles muchas cosas, si se lesionan son fuertes y se van a recuperar… había como mucha menos información y se ha dado mucho por sentado", ha dicho Sánchez Flores a Peinado, para luego referirse a las diferencias generacionales que existen entre la suya y la actual, mucho más abierta y expresiva. "En los 80-90, éramos unos bestias, aparentemente podíamos con todo". Pero claro, las apariencias engañan. Y el propio entrenador, en ese tiempo todavía jugador del Valencia, vivió su propio calvario en silencio.
"Fue en el año 89-90 y ese fue un año en el que yo no podía decirle al club que yo estaba pasando una depresión, porque si tú ibas al club y decías que estabas deprimido, triste, veías cosas raras, te iban a tratar como un extraño, como un extraterrestre", ha confesado el entrenador.
"Entonces yo fui a Jorge Sempere, que era el mejor psiquiatra de Valencia y estuve en tratamiento secreto durante un año -ha continuado Sánchez Flores-. En aquel entonces no se podía decir, pero a mí que me gusta escribir, tengo pasajes de mi vida escritos donde este pasaje lo recuerdo 100% como otros muchos que recuerdo 100%. Era una sensación de despertar un día y ver que todo está parado. Hacer el mismo recorrido en coche que hacía todos los días durante seis años y darme cuenta que había hecho el recorrido sin darme cuenta si había atravesado semáforos, si había cruzado un paso de peatones… mecánicamente estuve actuando durante mucho tiempo y pasé mucho miedo".
Afortunadamente para él, y para otros deportistas sometidos a la enorme presión del deporte profesional, hoy existen muchos profesionales cuidando la salud mental de los jugadores. "Ahora, afortunadamente, te puedes abrir emocionalmente, tienes un montón de expertos, tienes un montón de gente que entiende, que podría entender ese mismo problema 30 años después, tienes un montón de información que te sirve y que te puede alentar", ha sostenido.
Como dice el propio entrenador "hay jugadores tristes, hay jugadores que pasan por momentos difíciles, que les supera la presión". Y habría que preguntarse si realmente están sonriendo al marcar un gol.