El despido laboral vuelve a estar en el centro de la polémica. Los sindicatos mayoritarios han llevado ante el Comité Europeo de Derechos Sociales lo que consideran una baja indemnización que no cumple con la legalidad comunitaria y la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha dicho en el Congreso que el despido es "demasiado barato" en España. Como cada semana en 'MoneyTalks', Javier Ruiz nos explica en qué situación se encuentran las indemnizaciones en nuestro país con respecto al resto de la UE, cuál ha sido su evolución histórica y qué habría que hacer ahora para modificarlas.
En España tenemos tres opciones de despido: el objetivo, que implica una indemnización baja a 20 días por año trabajado; el improcedente, cuya indemnización quedó con la reforma de 2012 en 33 días por año trabajado durante un máximo de 24 mensualidades; y el despido por ERE, en el que despiden a un grupo de trabajadores por convenio y puede negociarse. Lo que está ahora en el debate es si el improcedente es de verdad un despido justo y razonable.
Lo cierto es que la indemnización por despido en nuestro país ha seguido una línea descendente. El coste por despido se ha abaratado desde la Transición. En 1973 se pagaban 60 días por año trabajado en 70 mensualidades. En 1980 eso pasó a 45 días y 42 mensualidades. En 1997 lo que se redujeron fueron los meses, a 24. Y en la reforma de 2012 se establecieron los 33 días y 24 mensualidades actuales, lo que supuso una caída de la indemnización media del 26%. Así que sí, en España tenemos un despido cada vez más barato. Cada vez que alguien ha reformado el Código laboral, se ha abaratado el despido.
Hoy somos unos de los países donde es más barato el despido improcedente. El coste de echar a trabajadores está por debajo de la media de la UE. Portugal, por ejemplo, duplica la cobertura a sus trabajadores. Y Países Bajos la triplica. Además, en nuestro país sufrimos una tasa de desempleo del 13% y los plazos hasta que alguien vuelve a encontrar otro empleo son mayores. De ahí la importancia de las indemnizaciones. Es verdad que en en otros países casi no existen. Por ejemplo, en Alemania la compensación por despido prácticamente es cero, pero la tasa de paro también es mucho menor, por lo que allí no es un drama perder el trabajo.
En países como el nuestro, el tema central del mercado laboral es cómo resarcir a la gente que se va a la calle y qué tipo de factores habría que tener en cuenta: edad, antigüedad, situación familiar o género. El despido 'reparativo' que apunta la ministra Díaz. A una persona de 55 años que se va a la calle habría que complementarle, pero quizás no tendría que ser el empresario, que ya soporta impuestos, cotizaciones y un estado de la economía no muy boyante, sino el Estado quien establezca ciertos colchones.
No olvidemos que ahora mismo uno de cada dos profesionales que pierden su puesto está en la franja de entre 45 y 62 años. La generación de los uppers se desangra con los despidos y hay que taponar esa hemorragia. Hoy por hoy, un trabajador de 55 años que es despedido con dos hijos y uno de ellos en la Universidad, o tiene una buena indemnización o está en un buen apuro. Porque dejar de cotizar en los últimos años supone un problema no solo de presente, sino también de futuro. La única solución sería llegar a un pacto de Estado contando con empresarios y trabajadores, ya se llame reforma, 'parche' o 'torniquete' laboral. Para saber más sobre la situación del despido en España, dale al play.